16 de agosto de 2012

Cartas a un escritor V

16 de Abril de un año con muchos números.


Dear You, 

                      Te escribí cuatro cartas de búsqueda, la primera fue un intento de demostrarte lo que tanto significaste en mí, más allá del atropellado comienzo. Cómo mis recuerdos en ese momento estaban teñidos de rayitos de luz y de cálidos vientos, de caminatas con ramitas, de tés y galletitas.

                       En la segunda carta te expresé la sonrisa que me producía sostener mi esfuerzo por encontrar en nosotros de nuevo una baldosa, un metro cuadrado en el cual sentir mis pies sobre tus zapatos negros. También me encargué de contarte cómo mi búsqueda con aquellos, que siguen siendo éstos, zapatos de hebilla era ardua, dura y hasta por momentos triste.

                     La tercera fue para contarte lo mucho que estaba disfrutando el viento en la cara de las vueltas en carrousel y el arrebato que sufrió mi corazón al encontrarme, cuasi dirigida por la ramita que sostenía mi mano, con unas ilusorias medias medias rayadas. Al sol, en esa época me encargué de sentirte a través de tu sello tallado en un banco, dos letras capaces de acariciar un corazón.

                 La cuarta y casi última demuestra la derrota de no encontrarte reflejado en los zapatos de hebilla quebradizos. Cómo el cielo se hizo pedazos sobre mi cabeza destruyendo todo nuestro pueblo al enterarme que habías partido en un tren con tu pipa de marfil. Sentí que la ilusión se había apagado, que el corazón se me había vuelvo tan negro como el charol de la capa entre mis blancos pies y el suelo.

                 Hoy te escribo la quinta carta para que sepas que mi pasatiempo preferido fue siempre conocer tu reacción a mi expresión. Fue imaginarte eternas veces llevándote las cartas al pecho con cierto brillo en los ojos y mudándote para seguir recibiendo la sensación de mi búsqueda. La respuesta nunca tuvo sentido, la importancia siempre residió en que supieras que atrás de un par de medias rayadas me fui para poder llenar así mi cielo de colores y mi velo de sonrisas.


Pegando estampillas de seda,
Sally.