29 de noviembre de 2012










Qué horroroso es salir conmigo misma. Soy deprimente en espejo, realmente deprimente. Qué horror.










17 de octubre de 2012







Se enfrenta a un abismo que la rompe en mil pedazos, pero es su alma la que en la soberbia la sostiene para enunciar que siempre tuvo razón. Fabricar una pantomima de mentiras. Es austero el conocimiento sobre cuán efímeros son los momentos de felicidad entre dos por embeberlos hasta el cansancio en desilusión. 


Aunque el mundo quiera demostrarle lo contrario nadie le va a sacar de la cabeza que a pesar de todo siempre triunfa la herida por que reina la huida en pos de la contradicción.








16 de septiembre de 2012






Puedo sombrear a la izquierda de cualquier corazón en carne viva, porque ya lo sé.
Puedo destrozar todo lo que se me pierda entre los dedos,
puedo destrozarme zambulléndome en ácido.
Te sueño entre sueños, te vivo entre segmentos.
No te vivo. No te encuentro.
Te separan del momento estelas de kilómetros que son imposibles de localizar.
No equivale a la superficie, no interesa cuánto hierro haya en el medio.
Es una aguja que no se detiene en una dirección, es una aguja que gira y duele,
que marca y corta,
que me está bordando de pólvora el centro.
Ya no sé cuál fue la última vez que te arranqué los ojos para adueñarme de tu brillo.
Ya no sé cuándo fue la última vez que te devoré como un animal totémico.
Ya no sé cuándo fue que toqué en tu mano un calor sincero.
Un millón cincuenta y un mil doscientos minutos fue todo lo que te respiré.











16 de agosto de 2012

Cartas a un escritor V

16 de Abril de un año con muchos números.


Dear You, 

                      Te escribí cuatro cartas de búsqueda, la primera fue un intento de demostrarte lo que tanto significaste en mí, más allá del atropellado comienzo. Cómo mis recuerdos en ese momento estaban teñidos de rayitos de luz y de cálidos vientos, de caminatas con ramitas, de tés y galletitas.

                       En la segunda carta te expresé la sonrisa que me producía sostener mi esfuerzo por encontrar en nosotros de nuevo una baldosa, un metro cuadrado en el cual sentir mis pies sobre tus zapatos negros. También me encargué de contarte cómo mi búsqueda con aquellos, que siguen siendo éstos, zapatos de hebilla era ardua, dura y hasta por momentos triste.

                     La tercera fue para contarte lo mucho que estaba disfrutando el viento en la cara de las vueltas en carrousel y el arrebato que sufrió mi corazón al encontrarme, cuasi dirigida por la ramita que sostenía mi mano, con unas ilusorias medias medias rayadas. Al sol, en esa época me encargué de sentirte a través de tu sello tallado en un banco, dos letras capaces de acariciar un corazón.

                 La cuarta y casi última demuestra la derrota de no encontrarte reflejado en los zapatos de hebilla quebradizos. Cómo el cielo se hizo pedazos sobre mi cabeza destruyendo todo nuestro pueblo al enterarme que habías partido en un tren con tu pipa de marfil. Sentí que la ilusión se había apagado, que el corazón se me había vuelvo tan negro como el charol de la capa entre mis blancos pies y el suelo.

                 Hoy te escribo la quinta carta para que sepas que mi pasatiempo preferido fue siempre conocer tu reacción a mi expresión. Fue imaginarte eternas veces llevándote las cartas al pecho con cierto brillo en los ojos y mudándote para seguir recibiendo la sensación de mi búsqueda. La respuesta nunca tuvo sentido, la importancia siempre residió en que supieras que atrás de un par de medias rayadas me fui para poder llenar así mi cielo de colores y mi velo de sonrisas.


Pegando estampillas de seda,
Sally.

11 de junio de 2012

quetrenquetren





A lo largo del vaivén de este vagón, que es el más grande de planeta existente entre las hojas de té de mi cuaderno, podemos encontrar casi un millón de cosas. Resultaría imposible nombrarlas, les podría pedir que cierren los ojos y que vayan imaginándoselas cual ensueño dirigido... Pero no es el propósito de mi grata presencia. Si es que estoy hoy aquí, como siempre aunque parezca distinto, es porque realmente sentí la necesidad de buscar en el cajón de las medias unas que me facilitaran un poco de color. Podrán observarlas, eran más brillantes un tiempo atrás, como todo en este planeta existente entre las hojas de té de mi cuaderno. Pareciera que el vagón fue mutando. Ya sé lo que me van a decir, cómo puedo saber que ha mutado si no puedo recorrerlo entero por su longitud que me supera cronológicamente. La cuestión es que no lo recorro, de hecho hago lo que puedo y hasta donde pude llegar, en comparación con su comienzo, tiene un brillo que es distinto, producto de que quizás se han llenado de tierra los vidrios, no lo sé. No sólo va mutando su brillo, sino que aparecen cuadros nuevos con caras que antes no existían, como también desaparecen otros rompiéndose en mil pedazos, haciéndose cenizas, quedando atrás, en esa parte del vagón a la que no puedo volver. Muchas veces me confundo, me tiro en la alfombra marfil a mirar un poco dónde estoy, qué será lo que me rodea ahora, para qué servirán ciertas cosas que van apareciendo... me rompo la cabeza pensando en ciertos adminículos que observo desde todos los ángulos y direcciones sin encontrarles sentido, hasta que de golpe me impacta la idea y me sorprende la cantidad de tiempo que estuvieron esperando cumplir su función. Hay tiempos en los que tengo que correr mi cama del sol porque no deja de penetrar el ambiente un segundo, como si la tierra en los vidrios y las cortinas fuesen un papiro. Me percato de correr mis anteojos de lo inflamable por miedo a que a modo de lupa se encarguen de incendiar todo el vagón. Otros tiempos están llenos de humedad y se siente todo gris. De noche se hace en seguida, corro los papiros, intento barrer esa tierra para encontrar luz donde no la hay. Esos tiempos se roban las estrellas. Y yo me sigo quedando ahí en el piso, fabricando corazones de retazos de papel glasé que me ofrecen mis compañeros en los cuadros de la mesa de luz. No, no se mueven, simplemente están llenos de capas de expresión. Luego abro el cuaderno y los acomodo, la savia de las hojas de té se encarga de fijarlos con el tiempo. No existe mucho movimiento en esos períodos, más bien se sienten como ataduras invisibles que achican la intención. También imagino que se preguntarán por qué no soy capaz de levantarme y correr... déjenme decirles que en éste vagón, que es el más grande de este planeta existente entre las hojas de té de mi cuaderno, no está permitido correr en tiempos de cólera, menos imaginarán volar. Y hoy queridos amigos, me presento acá frente a ustedes porque veo que se siguen quedando a pesar del correr de los días, todos en el medio de la alfombra marfil, recuerden cuidar sus pertenencias personales porque el tiempo es traicionero. Tampoco dejen sus anteojos cerca de las ventanas por si nos toma por sorpresa algún instante en el que se asome febo. Por ahora estamos seguros de que las facies que nos rodean son sin estrellas, así que ya que están acá tomen sus tijeras y vayan recortando sonrisas mientras yo les cuento la historia del traslado de estación a estación. El que quiera puede hacer corazones, o figuras abstractas, todo es bienvenido siempre y cuando libere las náuseas que en la garganta hacen un nudo. Quizás podemos incluso realizar una guirnalda de colores para el momento en el que llegue la intensidad de los rayos diagonales y festejar de una vez por todas que su potencialidad prende fuego el esfuerzo de tantos por ser felices.




17 de mayo de 2012



Cuando me imagino cosas que no me hacen bien se me llena el estómago de náuseas y parasimpáticamente me preparo para vomitar todo lo que no puedo decir. Tengo miedo que eso a vomitar sea odio y que la sonrisa que hoy sentí surgir al cantar aquella letra que en algún momento nos unió se seque, mis ojos se vuelvan negros y escupa y vomite sin parar las asquerosidades que siento. A partir de ahí no existiría retorno.





15 de mayo de 2012



Extraño los cachetes gordos de chocolate, masas, bombas, crema, quesos y panqueques.

13 de mayo de 2012





Si alguna vez me cruzas por la calle, 
regálame tu beso y no te aflijas si ves que estoy pensando en otra cosa
no es nada malo es que pasó una brisa,
 la brisa de la muerte enamorada que ronda como un ángel asesino, 
más no te asustes siempre se me pasa, es sólo la intuición de mi destino.





12 de mayo de 2012




Yo antes tenía un guión para disparar a punta de pistola contra la vida. No me sirve tan sólo el alza para romper los esquemas de la simple soledad. Se desdibuja el suelo, deja de ser un lejano sueño, se está gestando la desesperación del agujero que produce no poder salir de la cama por miedo a que te coma el universo. El plano simbólico está predominando sobre el imaginario, y si nos gana la batalla el Gran Otro, we're fucked.




10 de mayo de 2012



Sonrisas, sonrisas, sonrisas otorgadas por el principito más hermoso del mundo.


 Un caricia al 



8 de mayo de 2012



Ayer soñé que estaba sentada sobre un lienzo negro enorme y mientras me miraba desde una omnisciencia superior, el lienzo se iba achicando y a medida que se achicaba se comía el piso, en su lugar se abría un precipicio, el cual emanaba humo y del que subían como lanzas chorros de lava. No sé si era el mismísimo infierno que se estaba abriendo frente a mí que no iba a parar hasta tragarme ó si simplemente se estaba terminando la tierra tal como había deseado hacía un par de días. Tampoco sé si por el calor que subía o por la desesperante sensación de no tener salida fue que empecé a sudar sin parar y se me ocurrió que quizás si empezaba también a llorar podría refrescar semejante llamarada de angustia materializada. Con ganas y sin demasiada fuerza, la situación lo ameritaba de sobra, emané los lagrimones más grandes que alguna vez había visto. Los primeros caían en los pedazos de lienzo que aún me rodeaban, los demás se evaporaban antes de llegar al piso. La aureola de fuego me alcanzaba, me quemó los pies hasta ampollarlos, me sentía consumida y deshidratada. Se terminó, empecé a caer de cabeza y en picada a lo que no era solo lava sino miles de muertos esperándome para devorarme antes de morir quemada.

Las lágrimas no sirvieron en ese mundo paralelo, pero en éste, que no es tan distinto de aquél, inundaron mi almohada y me hicieron pasar un largo rato de desvelo.








Concha de la lora, nunca pensé que iba a poder escuchar tantas veces una misma canción, la prefiero clavándome puñales constantemente antes que el silencio, porque después de un rato la canto moviendo la cabeza y con una sonrisa. El estribillo a gritos, obvio.





7 de mayo de 2012




¿Cuánto falta para que explote el planeta tierra y volvamos todos realmente insignitficantes? Haya sangre y pedazos de cuerpos por todas partes, ojos flotando como canicas y quizás algún que otro infeliz pasando con una nave espacial, mirando todo mientras come pochoclos de un balde. Si explota de una vez se termina todo intento de recuperación y la ecuación cierra redonda. Volvemos a ser realmente insignificantes sin un cuerpo ortopédico que lo vaya a sentir, volvemos al punto más ínfimo que podría existir sin realmente sentirlo porque la fragmentación de la totalidad no permite la retroalimentación del sentimiento. Sin dedos no hay anillos que poner y por lo tanto no hay dolor que soportar. Chau.




6 de mayo de 2012

5 de mayo de 2012





Las eternas demostraciones de amor no sirven si el que las recibe no está seguro de que son para él, hete aquí mi odio y total repugnancia a los títulos y todas las expresiones exageradas de los enamorados. 





17 de abril de 2012

Cartas a un escritor IV

17 de Abril de un año con muchos números.


Dear You,

Después de merodear un rato larguísimo por las cascadas de este pueblo, ayer, mientras veía el sol terminar su jornada, me tiré en el medio de la plaza, al lado de la fuente, tan lejos y tan cerca de aquél banco que te conté lleva tus iniciales. Había sido uno de esos días tan normales como cualquier otro, digamos que el otoño no me deja cumplir con la rutina de las flores en espejo, mis zapatos de hebilla se tornaron un poco secos y crujientes (Creo que tiene que ver con pisar tantas ilusiones hechas hoja), y ya cansada y sin un rumbo me recosté a ver el cielo salpicarse de millones de colores que ya sabemos, manejan tan bien todos esos difuntos pintores que no abandonan su pasión. El atardecer marcó las 18:33 y con eso la brusca ansiedad de esperar ver salir las estrellas, ingenuamente pensé. Viste que en éste pueblo casi nunca llueve, todo el agua que se necesita para refrescar nuestras caras sale de las enormes canillas que despliegan cántaros de moléculas "toboganales". Son los toboganes más largos que vi en mi vida, y ¡nunca desaparecen! Fue de a poco que el cielo empezó a ennegrecer, no como siempre sino en una plena cadena de interminables luces que como serpientes en guerra se enroscaban espasmódicamente. Atrás de cada una sin parar sonaban irreproducibles sonidos, tan poco discretos... la gente empezó a correr. Fue ahí que me extrañé, pensé que tranquilamente podía ser una simple lluvia, como las que hay aquí, pero en realidad no anticipé que era 16 de Abril de éste año con muchos números. Casi instantáneamente comenzaron a caerse pedazos de cielo, sin parar, no podía entender cómo ese cielo que siempre me acompañó a todas partes con su mejor mirada ahora se caía sobre mí, ¡sin siquiera pedirme permiso! Me levanté y di dos o tres saltos, comencé a imitar movimientos de escape, esquivé sin parar los pedazos más chicos, y justo cuando pensé que el refugio frente a ese bombardeo análogo al miedo que sentía era el banco con tus iniciales, el pedazo más grande de todos se incrustó en el medio, lo partió en dos y me dejó sola. De mis zapatos se volaron las pequeñas hojas que a un árbol me hacían sentir, de mi pelo se fue la última flor que el verano había dejado, y parada en medio de miles de escombros de cielo lo único que pude hacer fue correr hasta un árbol de mediana vida, arrodillarme en sus raíces y ver todo despedazarse sin tregua. Confundí mis lágrimas con las gotas de lluvia, supe identificarlas cuando vi la fuente hacerse añicos. Esperé sin descanso hasta que el sol salió nuevamente a trabajar.

Hoy pude ver la materialización de la angustia que sólo pensaba yo sentir, el sol no pudo reflejar nada más que el desastre. la noche se cayó en mil pedazos e hizo del día un manto negro. Hoy pude ver como todos los demás pueblerinos, en el intento de recuperar el suelo de sus sueños comenzaron a tirar de cada uno de los pedazos de cielo, apilándonos en pequeñas torrecitas, formando una infinita cantidad de torres. Fueron de a poco, los más chicos, desencajando las estrellas de las chuchitas de sus perros, de los bancos de las plazas, de los tejados de sus casas de muñecas. Hoy me sentí uno más de ellos y sostuve la ilusión de que estuvieras entre todos preparado para mover pedazos de cielo. Fue inoportuno preguntar por vos pero me pareció paradójicamente la mejor oportunidad, y más allá de los daños que entrecortaban la voz de una de las vecinas que removía del carrousel una de las millones de estrellas que lo estaban incendiando (nunca pensé que pudieran ser tan maléficas), pude entender"que en un tren te fuiste a la ciudad, haciendo humo con tu pipa de marfil". Fue en ese momento que se me congeló la mirada y como si todo fuese una postal del desamparo, contribuí con el otoño transformando mi ilusión en una hoja seca más.


Cosechando un rompecabezas,
Sally.

14 de abril de 2012

wave goodbye

Antes escribía cosas que solían sorprenderme, cosas que ni yo sabía que había adentro mío. Cosas que pensaba podían salir solamente a través de un par de tajos bien profundos, cosas que en el fondo nunca más escuché salir. Ahora escribo en honor a un montón de otras cosas, que siguen insistiendo en salir entrecortadas, algunas buscan trepar con picos por mis cuerdas vocales y otras, descoser los tajos que tanto costó cicatrizar. Hazte a un lado, me dijeron, caminá mirando al cielo. Si habré soñado con ser uno de ellos, ni problemas, ni reproches, solamente es un despliegue de alas while you cry "bye bye".

"El inconsciente es sinsentido, es insensato."

Te presento a Jaques Lacan, mucho menos difícil de entender que yo.

2 de abril de 2012



Escaleritas de merengue, alterna los piecitos, sube, sube, sube, hace un poco más de frío. Pero cada vez es todo más liviano, menos áspero. Se detiene súbitamente para sentir la brisa de un gran tarro de mermelada de cereza, se sorprende al sentir el sabor en la nariz y el aroma en la garganta. Mientras tanto, Zeus toca un bandoneón hecho de quinientas nubes plegadas, y en cada uno de los movimientos, como si fuese una gran chimenea, va produciendo firuletes esponjosos. De golpe, en una sierra, que no era tan distinta a un gran montículo de mariposas en resposo, se sentó cuidando su vestido de colores, y mirando panorámicamente a su alrededor se dio cuena que se estaba comiendo las escaleritas de merengue. Sintió un repentino susto y casi al mismo tiempo se le dibujó una enorme sonrisa... ya no había vuelta atrás. Le dijo "Chau" al mundo real y se dejó caer en el elixir de la libertad.

27 de febrero de 2012








Los oídos se me entibian cuando te escucho,
afloraron sentimientos dicotómicos,
te amo y te odio al mismo tiempo, siempre.








25 de febrero de 2012










A mi me pintó irme al fin del mundo para olvidar,
y al fin del mundo le pintó cagarse de risa
y decirme que él milagros no hace.






15 de enero de 2012


OCHO

Yo te dije que no pongas las manos en el fuego por nadie, ni siquiera por ese que jura y perjura amarte hasta la eternidad.

13 de enero de 2012



DIEZ




When someone said count your blessings now, 'for they're long gone
I guess I just didn't know how I was all wrong
They knew better, still you said forever.


12 de enero de 2012


ONCE


Son esas pequeñas cosas que te convierten en alguien con motivos para sonreír de oreja a oreja.

11 de enero de 2012



DOCE


Y cuando leo esas cosas quiero armar un bolso con tan sólo una lapicera y un gran cuaderno, un par de guantes y un buen abrigo, e irme al lugar más gris y frío del planeta, dónde nada de todo eso me llegue, ni me duela, y pueda quedarme con los recuerdos más lindos que siempre me van a hacer querer volver a esa tierra de estrellitas de colores creadas por luciérnagas. Un lugar dónde el rayo más fino de sol me inspire a levantar la vista y sonreír gracias al calor que seguramente ha de sentirse como el roce de tus caricias. Ahora te pido que antes de irte del todo y encarar para adelante, le des al recuerdo el tiempo que sea necesario y gires la cabeza antes de cruzar la frontera. Quizás quieras sentir otra vez el calor de mis huesos y eso genere que te sientas a gusto y que no quieras irte nunca más.

6 de enero de 2012

2 de enero de 2012