31 de diciembre de 2010

Ciertas veces me cuestiono sobre el haber nacido mujer, sobre todo cuando el sexto sentido no me falla. Me pregunto, desde el hartazgo, por qué que me haya tocado ser parte del género femenino implique predecir cosas. Pero no es el simple hecho de predecirlas, el nivel de certeza que emanan esos pensamientos es tan alto, tan exactamente redondo, que resulta imposible ignorarlos, resultaría descarado de mi parte ir en contra de mi sexto sentido. Igualmente, el hecho en vivo, lo predicho, eso que hasta hacía cinco minutos era sólo parte de un erizamiento de piel; es mil veces más carnal, más sorpresivo, más emocionante, más impactante y nada parecido a lo imaginado, obviamente. Si vos pensabas que no iba a modificar tu estado latente de vida de ameba, te digo desde ya que el nudo en el estómago te va a hacer fumar veinte atados de cigarrillos y te va a hacer tomar doscientos litros de alcohol, para aniquilar de manera evidente y nada sorpresiva todos los pensamientos que se amotinan en el medio de tu cráneo sin dejar que entre ni siquiera un alfiler. Si vos pensabas que en realidad todo iba a ser "como antes" o que al menos la corta distancia física no iba a sentirse como kilómetros... wrong, pasa a ser como un huracán que se robó el camino, olvidate que lo vayas a encontrar de nuevo, pasa a ser un camino de ida. Si pensaste que aquellas miradas de código, esas que eran únicas, que valían más que cualquier cosa porque eran pura evidencia de tanto tiempo compartido iban a cruzar la nebulosa como lanzas de sangre... lolamento, ya mirar es lo mismo que nada, más allá de que intentes establecer una mínima conexión entre tu córnea y su pupila todo esfuerzo va a ser en vano. Nada va a ser igual. El negligente sexto sentido, la ausencia de capacidad para solucionar guerras mentales y el hecho de que sea 31 fueron motivos suficientes para que esto se termine acá. Sabor amargo, sabor a duelo.


Feliz año nuevo, Agustina, comprate un búnker.

30 de diciembre de 2010

Vale por un sonrisa.

Antes que a las arañas, cucarachas, palomas, personas, enanos, encierros, antes que a la soledad, a la muerte, a la vida, a la decepción, a la falta de sueños, al insomnio, a la calle, a los muertos, a los fantasmas, a los perros... más que a todo lo que uno suele temer, a aquellas fobias cotidianas que marcan personalidades y agrupan seres humanos por cualidades parecidas, le temo a algo que siento bastante lejos pero que desde adentro me acecha bastante cerca. Siempre tuve miedo a dejar de sonreír y perder para siempre la capacidad de considerar algo lo suficientemente valioso como para dejar de lado lo triste y espeso del azar.

29 de diciembre de 2010

Soledad

Está en todos lados, no me la puedo sacar de encima. Siento que está subida a mi espalda, tirándome de los pelos, gritándome con toda la fuerza de sus pulmones, llorando y dando patadas, recriminándome todo lo que hice mal, aplastando todos los buenos recuerdos que tengo.

En realidad ella no es así. Estoy exagerando, generalmente está sentada, callada, se alimenta con poco, ocupa muy poco espacio. Es pequeña y perturbadoramente hermosa, muchas veces me quedo observándola tontamente, como si tuviera un poder sobrenatural para cautivarme. Supongo que si quisiera ni siquiera notaría su existencia.

La primera vez que lo hice no sabía qué hacer. ¿Por qué me pasaba esto a mí? ¿Qué había hecho para tener que conservarla? ¡No era mi culpa! Las preguntas eran las mismas, pero surgían siempre, y no entendía porqué me pasaba esto a mí. Otros deberían tenerla, no yo. No entiendo.

Con el tiempo empecé a negar su presencia. Cada vez que ella parecía, yo trataba de inventar una excusa y huir, como si pensara que corriendo ella iba a soltarme la mano. Al mismo tiempo intentaba que diferentes personas me la sacaran de encima, pero cada vez que fallaban, ella se volvía más persistente y opresiva.

Trato de nunca tener contacto con ella. Me da miedo, a decir verdad. Cada vez que nuestros ojos se conectan veo todo lo que hice mal, todo lo que dejé pasar. Ninguno de los dos dice palabra, yo la desprecio por su simple existir y ella recibe todos mis golpes y palabras mudas, pobre…

Los años pasaron, y con el tiempo los dos hicimos nuestra vida. Aprendí a respetarla y no cruzarme en su camino, mientras ella no se cruce por el mío. Pero igualmente yo sabía que ella estaba ahí, siempre. Nunca abandonaba mi mente, nunca pude estar en paz mientras ella me persiguiera. Perdoname, te juro que no te quiero odiar, es que arruinaste mi vida, mis propósitos, no puedo vivir en paz con vos a mi lado.

Recién hoy supe aceptarte. Me di cuenta que nunca te vas a ir, y ya no me molesta. Te mentiría si te digo que sería más feliz sin tu compañía, pero no lo puedo cambiar. Vamos a vivir a la par. Solos y juntos, mi fiel soledad.


by Florencia Peña.

Dios mío, prendí un sahumerio y es como fumarse una chimenea de popurrí...

Anotación personal: Los sahumerios traen más confusión, también mareos.
Ésta vez me costó mucho sentarme a dejar salir la chorrera de palabras que generalmente sale por disposición innata. Supongo que cuesta porque ya no sé mucho qué decir sobre nada. Pero me senté, y miré como siempre el espacio en blanco, como si fuera el reflejo de mi vacío y así, de a poco, sacando del bolsillo un pincel quebrado me pongo a garabatear tal cual hace Dios con el humo de su cigarrillo, creando nubes. Es difícil hacer que esto suene neutro, supongo que su interpretación no va a ser para nada objetiva, pero voy a hacer todo lo posible para no expresar cosas erróneas. Todo es raro, es como si estuviera compuesta por una estantería llena de frascos pero no pudiera guardar lo que me pudre por dentro en ninguno de ellos. Francamente, a medida que pasa el tiempo menos me esfuerzo en saber dónde va ese polvo, es un caminar ciego, sordo y casi mudo. Qué le voy a hacer, si pudiera saber con cuántos muros me voy a romper la cabeza antes de morir me hubiese comprado un casco hace mucho tiempo. Igual lo compenso, soy bastante cabeza dura... y caprichosa también, eso duplica el número de muros.

Okey, actualicé la página sin querer. Le agradezco señor Blog por considerar valioso mi escrito y haberlo guardado en su súper memoria. No lo haga siempre, hay ciertas cosas que es mejor olvidarlas.

Estaba en que era cabezadura, caprichosa... y recién me di cuenta que estaba hablando sola, en voz baja. Tengo problemas, lo sé, mi psicóloga no me lo dice, pero lo intuyo con ciertas caras y preguntas extrañas de su parte. Me sorprende fuertemente la gran actividad neuronal que aloja mi cerebro, me considero un ser "sobre-pensante". Voy a empezar a usar ese término, aunque le agregaría un paréntesis que dijera (al pedo). Lo divertido de ser un ser Sobre-pensante es que es una buena excusa para comprar ciertas idioteces que uno, al menos que sea un hippie o un amante de la aromaterapia, no compra generalmente. Fui a la feria el otro día, de casualidad con Flor Pé (entre nos), y compré tres paquetes de sahumerios. Con uno bastaba, pero por tres hacían precio. Todos sabemos que nunca prendo un sahumerio... y todos sabemos que por prender uno con olor a magnolia no va a llegar la buena onda a la casa ni la paz a mi cabeza. Pero bueno, con probar no cuesta nada. Si bueno, no me cae bien esa frase.

Siempre me quejé por estar de ese lado, de ser la pobre atropellada por tener una mala mano (de cartas, se sobreentiende) pero dar una mala mano, ser una mala pasada no es algo que me haga sentir mejor. No tener el chicle de menta reglamentario tampoco me hace sentir mejor.

Qué se yo, la vida.

"Escrito carente de absoluto sentido, catarsis online."







(y encima no lo podemos discutir... ya no tiene sentido ni siquiera escribir)

28 de diciembre de 2010

20 de diciembre de 2010

Lo esperé y no llegó, me resigné a cerrar los ojos para no enfrentar la fría realidad. Ya para ese momento todo era agua, desilusión y los pedazos del vidrio roto que sostenían mi esperanza.

18 de diciembre de 2010

Odio que seas capaz de sacarme una sonrisa incluso a la distancia, sin que tenga que recurrir a los recuerdos. Ya dejan de ser cuatro, pasan a ser cinco, quizás seis "D". Lo odio porque me hace extrañarte el triple.

16 de diciembre de 2010







"Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas."

Carlos Ruiz Zafón







(Dejá de plagiar mis entradas... quizás con esto te saco una sonrisa por hoy)

14 de diciembre de 2010



Lamentablemente...
volvimos a ser mi marido, el Señor Sigmund Freud,
y yo por el resto de las noches.

No está NADA bueno,
nada, nada, nada, nada.


Fin

Se agarraban siempre de la misma manera, con los dedos entrelazados, el pulgar de él más dominante que el de ella protegía el dedo de su amada como nadie lo había hecho antes. Siempre arriba, para evitar que se dañara o cortara la piel. Caminaban en una única dirección, a la par, cerca, siempre cerca, no tenían intenciones de separarse ni huir, no tenían intenciones de encontrar otro camino que no fuera ese que los mantenía unidos. Sabían muy bien el nombre de cada calle, de cada esquina, de cada negocio. Podían recorrerlo con los ojos cerrados, él contaba los pasos y ella los minutos, esquivaban las baldosas rotas, los pequeños pozos y las raíces de árboles añejos. Sabían el recorrido entero, con cada uno de sus detalles, el correr de las brisas, los cambios de temperatura por el sol y la sombra, estaban pendientes uno del otro, sabían predecir cuándo alguno de los dos había olvidado algún detalle. El roce de las pareces, las hojas en otoño, los charcos de tormentas débiles y fuertes, las flores de los Jacarandá que cubrían partes del camino en primavera haciéndolo más dócil y colorido. Todo, sabían todo. Sabían sus tiempos, sabían sobre el espacio, sabían cómo congeniar con el ambiente para que ese camino estuviera siempre intacto. Sabían caminarlo peleados, enamorados y distantes. Sabían todo... Lo hicieron durante ochenta años, sabiendo que nunca se cansarían de transitarlo por que era de ellos, de nadie más. La misma hora, todos los días. Todo se mantenía fiel, sin cambios, sin crisis, sin guerras, sin escisiones. Caminaron ochenta años por el mismo sendero hasta que una tarde gris de abril, sin casi darse cuenta de los hechos, tuvieron que detenerse frente a una fuerza mayor. Ya en aquella esquina de brisa suave, de tres baldosas levantadas y la fuerte raíz de un viejo algarrobo las cosas no eran como antes. En esa esquina dónde siempre doblaban a la derecha para dejar de sentir el fresco de la sombra y derretirse al calor inminente del sol de golpe no había más curva. Ya en esa esquina ahora había una gran valla con líneas rojas y un gran pozo detrás. No había sol, había un pozo. No había brisa, había un pozo. No había raíz, había un pozo. Sabían todo, no abandonaron el camino. Sabían todo, no correrían peligro. Sabían todo, era el momento. El corrió la valla y ella se levantó el vestido para dejar a la luz sus zapatos sin taco y sus medias que ocultaban sus tobillos invadidos de arrugas y manchas marrones. Nunca le soltó la mano, nunca se la iba a soltar. Se pararon al borde de la cornisa, por miedo a apresurarse y hacerlo sin haberse mirado antes a los ojos. Dieron el mismo paso, sincronizado al mismo tiempo, sin prisa ni miedo. Dijeron adiós con un último suspiro y se hundieron más alla de todo saber.

13 de diciembre de 2010

1

Resulta rara la manera que tiene de accionar el destino, haciendo cada fragmento del presente sentirse casi del pasado cuando justo está en frente de tu nariz y en un instante roza tu nuca. Se me hacen largos los días, ahora que cambiaron las cosas, no diría interminables, eso se lo dejo a las noches. Es duro, es feo. No me cae bien el color de las ventanas cuando no son naranjas. No me caen bien las pantallas que no emanan ningún tipo de estímulo. No me caen bien los recuerdos de las cosas que sé que no quiero olvidar pero tengo miedo de recordar. Todo es extremista, todo es calamitoso, todo es gris. No más cigarrillos, sólo música, cama y mi gran habilidad para matar mosquitos.


12 de diciembre de 2010

Ouch

No quedan palabras que poner sobre el papel, la lapicera se quedó sin tinta y ésta cabeza perdió al corazón.

10 de diciembre de 2010

Yo te prefiero, fuera de foco, INALCANZABLE. Yo te prefiero, irreversible, CASI INTOCABLE. Tus ropas caen lentamente, soy un espía un espectador, y el ventilador desgarrándote... SE que te excita pensar hasta dónde llegaré. Es difícil de creer, creo que nunca lo podre saber, sólo así yo te veré a través de mi persiana americana. Es una condena agradable el instante previo, es como un desgaste, una necesidad más que un deseo. Estamos al borde de la cornisa, casi apunto de caer,
no sientes miedo, sigues sonriendo... SE que te excita pensar hasta dónde llegaré.
Difícil de creer
Creo que nunca lo podré saber, solo así yo te veré a través de mi persiana americana. Yo te veré. Tu ropas caen lentamente, soy un espía un espectador y el ventilador desgarrándote... SE que te excita pensar hasta dónde llegaré. Es difícil de creer, creo que nunca lo podré saber, solo así yo te veré a través de mi persiana americana.
LO QUE PUEDA SUCEDER NO GASTES FUERZAS PARA COMPRENDER,
solo así yo te veré a través de mi persiana americana.






¿Piedra, papel o tijera?

FUCK

7 de diciembre de 2010


Sí, sí, sí, vas a terminar así... lalalala... y está buenísimo!

MIRÁ CÓMO ME RÍO

3 de diciembre de 2010

Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación de amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fájate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.

Julio Cortázar, Rayuela. [Capítulo 93]

"Me gusta quedarme con vos."

1 de diciembre de 2010

27 de noviembre de 2010

For you I bleed myself dry

La abrieron al medio sin anestesia, le sacaron uno por uno los órganos, la rellenearon con cal y aserrín, le chuparon la sangre, le desgarraron los músculos, la hicieron llorar. Pero ella resistió, no sucumbió ante semejante shock, resistió como pocos pueden hacer, resistió porque estaba en su deber. Siempre resistiendo por la responsabilidad de ser. Ella siempre supo que corría en círculos, desesperada, deseando encontrar entre tanta niebla un pequeño haz de luz. Ella siempre supo que esa puerta a medio cerrar nunca era en realidad la salida. Ella siempre supo que cada uno de sus pasos en ese cuadrilátero penoso estaban marcados por el instinto que aniquilaba a su razón. No llegó por ella misma a la salida, lo único que deseaba era que le quitaran ese sentimiento, que si era necesario la vaciaran por dentro, que con la punta de ese escalpelo dejaran derramar la primer gota de sangre dónde se escabulliría esa sensación de vacío. Qué irónico, pidió que la vaciaran para dejar de sentirse vacía. Y así fue como pasó de estar en un cuadrilátero a una camilla dónde cuatro o cinco hombres con expresión indiferente preparaban cosas para abrirla en dos. Cuántas veces utilizó esa expresión que hoy se hacía literal. La ataron, evitarían así tener que forcejear. Ella empezó a sudar del miedo y del dolor que todavía no sentía, pensó porqué lo que tanto la carcomía por dentro no se iba en sudor. El frío no ayudaba, su piel sentía todo a través de las vellosidades erizadas. Se callaron y dieron vuelta, ninguno la miró a los ojos. Entró el filo, frío, metálico, real. Ella cerró los ojos muy fuerte, creía que todavía era demasiado apresurado darse el lujo de llorar, más allá de que el nudo en la garganta y el afluir de lágrimas comenzara a ser cada vez más intenso. El tajo era largo, casi como su pesar. Y de ahí todo fue revolver en su interior, siempre lo que más odió le estaba sucediendo en carne propia, revolver todo lo que crees tener lejos. La revisaron toda, llegaron hasta lo más profundo y cuando posaron una mano sobre el corazón se dieron cuenta de que era lo primero que tenían que sacar. Pero nadie le contó que todo iba a ser así, nadie le contó que de ahí adentro iban a sacar tantas cosas que la hacían a ella igual que nadie. Le sacaron todo, le sacaron todo, le sacaron todo. Empezó a llorar, ya el resto no importaba. Sus ojos perdieron brillo, más allá de estar cubiertos de lágrimas no se percibía nada por debajo de ese mar. Se fue todo ahí y ni siquiera le dieron tiempo a gritar. La rellenaron de la forma más enferma, sin prolijidad ni atención, eran sólo profesionales para percibir. No desperdiciaron tiempo en hacer costuras finas, ella ya no valía nada. Perdió el color, el contraste y el brillo. Perdió el corazón y el alma. Perdió el humor y el llanto. Perdió el amor. Quedó literalmente vacía.

La expusieron en una vidriera con una túnica blanca, cómo otro de sus productos, sentada en una silla con la mirada perdida. Pasó días entre otros pares de personas que ya no eran personas, eran carcasas, ahora todos duros y resistentes por el efecto del barniz. Vio pasar el mundo frente a sus ojos meses y meses sabiendo que todo eso ya no era parte de su vida, no era parte de su ser, no era parte de ese aire que ella solía respirar. No cerraba los ojos, no emitía sonido y no perdía ninguna lágrima en pensamientos nocivos. Fue una tarde de verano cuando entre todo ese mundo que solía andar sin pensar distinguió su sombra, su caminar, su vestir, su cara, su pelo, su cuerpo, distinguió a la persona que la había llevado a estar sentada en una silla con nada adentro. No pensó que fuera a pasar, nunca lo pensó, pero él se detuvo, paralizado, mirándola con ojos desorbitados. No encontró respuesta en sus ojos, no encontró respuesta en el vidrio que los separaba, no encontró nada. La miró con incógnita, leyó la marquesina y entendió todo. Le devolvió la mirada, cerró los ojos y bajó la cabeza, negó con un movimiento largo y pausado. Ella lo vio todo, vio su llegada, su desesperación, vio como levantó una mano, la posó sobre la vidriera y la miró directo a los ojos. Él derramó una lágrima, bajó su mentón y despegó la mano. Ella vio como él se alejaba cabizbajo, sin haber emitido sonido. Se fue, una vez más. Cerró los ojos, quebrantando las capas de barniz que se lo evitaban. Cerró los ojos y no volvió nunca más.

24 de noviembre de 2010

P-E-O-R

Hay estímulos que me sacan tanto de quicio últimamente... como que la ducha gotee y mis brazos no tengan la fuerza suficiente para terminar de cerrarla y por tanto me tenga que dormir escuchando como miles y miles de moléculas de H2O se pierden y desperdician por una canilla con el cuerito roto. Si hay algo trivial creo que es lo de la ducha, pero igual pasa con mi cabeza. Gotean uno a uno, uno a uno se tiran del trampolín como si estuvieran en un verano eterno y la pileta nunca se secara, pensamientos que no decantan nunca, pensamientos que invaden el mundo, pensamientos que me hacen una corona de espinas. Dios mío, me pesa más la cabeza que cualquier otro pedazo de vida. Es tiempo perdido, pensar que le pongo tanta energía para solucionarlos y sin embargo sigue siendo tiempo perdido. Sé que voy a terminar pasando mis noches de verano tirada en la cama escuchando música y mirando tan fijo el techo que quizás dejo grabada mi vista para que me haga compañía.

23 de noviembre de 2010

Y de la nada todo se vuelve oscuro, todo se vuelve negro, y me quedo sola. Siempre solita, intentando poner en la cabeza un haz de luz. Todo se fue a la mierda, todo en tu vida se fue a la mierda. Se te fue el amor.

22 de noviembre de 2010

¿Quién aprecia lo perdido? La tristeza de verme sola en un cuarto sin nadie a quién querer, sabiendo que todo lo que tengo para dar se escurrió hace tiempo sin ser culpa mía, es una de las cosas que de solo pensarlo me hacen llorar.


Van a pasar miles, millones, quizás miles de millones, pero hay algunos que se funden, se tornan parte de uno. Dejarlos ir es arrancar parte de ese músculo liso que late por inercia. Es un latido menos...
¿Cuántos latidos tenemos hasta alcanzar la muerte?

20 de noviembre de 2010

Limbo

Se derrite como caramelo de seda, se esfuma como humo de sal y se pega como sangre de monarca. ¿Qué es lo que te enferma? Sube, salteando escalones y entrepisos, no hay tiempo para descansos, no hay tiempo para mirar las estrellas. Todo pasa mientras estás atado a esa cama, esa que carece de colchón y te clava sus resortes que no tienen su punta limada. Estás erosionando el filo con tu espalda. Y sobre ellos caen gotas de sangre, como ácido que no los derrite porque sigue clavándose cada vez más adentro, despacio, sin cesar. Es linda la manera en la que tu pecho ve salir cada uno de ellos como un truco de magia con sables mal hecho.

Te reís, no hay otra salida.



17 de noviembre de 2010


No entiendo a la gente que me sigue diciendo Feliz cumpleaños... yo tengo 18 todavía.

16 de noviembre de 2010



lalalalalalalalala... Agustinita está contenta.
And that makes her even prettier.

14 de noviembre de 2010

Me fallan los sentidos a veces y haberme
levantado con los cables en corto no ayuda,
me hace sentir cosas que no cambian el estado anterior.

Por suerte siempre hay una tarjeta de crédito que reventar
cuando ya no hay solución en el ambiente pensante.

Laberinto de mugre, pura mugre, cerrado por reparación.
Lo peor de todo es que igual me hacés reír
...y por eso te odio. (Con doble "D")



"Reíte, loquita linda, te queda mejor"

10 de noviembre de 2010

Mirame




Si lo maravilloso de la vida se encuentra en los ojos de un amigo, en esa mirada pura, verde, marrón o miel, entonces voy a seguir estando en contacto con cada uno de ellos solamente para saber que si me pierdo sé a donde volver. Y si algún día veo algo triste, como ver que el iris se hunde en un mar de lágrimas o que sus pupilas recrean algo que no es libertad, no dejaré de mirarlos, no haré más que ayudarlos a mirar... cuando alguien te dice "Te necesito" no des la vuelta, vale la pena alargar un brazo y tirar.

6 de noviembre de 2010

5 de noviembre de 2010


Encuentro magia cada vez que veo a mi gata intentando atrapar un bicho o al ver que el tapón de la bañera de pronto está en el medio de mi cuarto. Todo me confunde, hasta los movimientos del espacio atómico. Ni esto tiene sentido, porque somos dos en este cuarto que no se entienden entre ellos, cabeza y corazón remando para extremos diferentes, y ya dejamos a la magia de lado por que tres son multitud. Quiero saber de una historia de amor en dónde el final nunca llegue y dónde la magia esté en lugar de la cabeza. Que todo sea como siempre quiere uno y que los caprichos más burdos sean parte de lo cotidiano. Que se griten como lo hace el viento con los árboles en las noches de tormenta, que lloren y se reconcilien en sábanas de rosas. Que se caiga el mundo a pedazos pero que ningún meteorito les separe las manos que son casi una por fusión. Que la gloria sea para siempre y que si no se encuentran un día mueran el uno por el otro. Los te odio reducidos a sólo palabras mientras cada te amo valiendo más que mil de ellas.

Dame un pucho, apagá la luz y no pensemos más.

3 de noviembre de 2010

MALA EDUCACIÓN

Mamá me enseñó que a la gente se la trata bien, que siempre se dicen cosas lindas y que el respeto es SIEMPRE lo más importante. Sin embargo, mamá también putea. Y yo quiero putear. Y ahora... ahora quiero putear.

Que te odio, te detesto y sos una de las peores (y mejores) cosas que me pasó en la vida, ya lo sabés. Ahora, que tengo 18 minutos para escribirte puteadas, recién te estás enterando. Pelotudo, te podría decir primero, pero bien pronunciada la "P", sino pierde el sentido. "P" de Pablo, de porro y de PUTO. Puto, me resulta bastante discriminativa, pero para decirme Puta a mí, con la "P" bien pronunciada, nadie se preocupa. Entonces, pelotudo está bien, puto pelotudo. Sigo con que me gustaría que te pise un tren y te vayas bien a la concha de tu madre, no, tu mamá nunca me cayó mal, pobre, pero cae en la volteda, como podría ser tu tía, o tu hermana. ¡O porqué no la Lora! pero pobre loras, por ellas tengo un poco de compasión. Puto, pelotudo, andate bien a la concha de tu madre. Cada vez suena más fuerte, pero no estoy enojada, Mamá puteaba a veces por placer, hay gente que corre, otros que pintan, mamá y yo puteamos. La mierda es un lugar genial para irse de vez en cuando, me quiero ir bien a la mierda, es una gran frase que escuché más de mil veces, SEGURO. Ahora, si vos y yo nos vamos a la mierda, es una mierda. Porque, al menos, dejarme irme a la mierda tranquila. NO te voy a mandar a la mierda. Sí a la puta que te parió, pero no a la mierda. Ahora si te digo cornudo, lo hago con gusto porque lo digo literalmente. Y es más hiriente, si te interesé, que cualquiera de las otras. Cornudito, es hasta mejor. Puto pelotudo, andate a la concha de tu madre, cornuDITO. Sigo con una que uso bastante seguido, me gusta como suena el "puta" con la "P", nuevamente, bien pronunciada, y "re-puta" con la "R" y la "P" ni te cuento. Es más o menos así, si alguien la conoce que la diga conmigo "La puta que te parió"... ahora más fuerte "LA PUTA QUE TE PARIÓ" (si puede alargar la o, y decirlo así "la puta que te parióooo" como si estuviera gritando, es más placentero aún). "Otra que está buena, hay que decirla muy calmado, con aire de superación, como si nada le afectara a uno es... "hijo de puta". Bien por debajo, pero ojo, no es su única utilización. Gritada es como un clavel del aire... Es música para los oídos del que disfruta de putear. Bien fuerte y con todo el aire que lleva en sus pulmones si usted le grita en la calle "SOS UN HIJO DE PUTA" se sentirá muy liberada. Después de esto, vale aclarar, no hay reconciliación. Estoy corta de tiempo, sepan disculparme, sabé disculparme que no tengo más tiempo para cagarte a puteadas. Pero ahora y mientras tanto puedo decirte: Puto, pelotudo, andate BIEN a la concha de tu madre, cornuDITO, porque "SOS UN HIJO DE PUTA"... (bien por lo bajo mientras se da vuelta y se retira, con la boca entrecerrada, la más recientemente agregada que no puede faltar por ser parte de mi vida cotidiana)... Conchudo de mierda.

1 de noviembre de 2010

¿Sabías que Deadmau5?

Que todo lo que tengo hoy no es nada de lo que querría tener, no me es novedad. Que todo se haya pasado tan rápido que ni siquiera pudiera disfrutar, tampoco. Que ahora disfrute sola, después de tanto tiempo, de todo eso que vos querías disfrutar conmigo y para mí solía ser tan aburrido, me molesta. Que ahora quiera disfrutarlo al lado tuyo, no me extraña, como tampoco la mala pasada que irónicamente me jugó el tiempo. No voy a atribuírselo a lo mal que me porté mientras estuve al lado tuyo, no le voy a dar peso a siete u ocho números de mala suerte, ni tampoco a tantas cosas juntas sucediendo como si fueran arte de la premeditación, pero sí le voy a dar importancia a la forma en la que se invirtió la manera de jugar el juego sin que siquiera me diera cuenta y comos de golpe era yo la que estaba arrodillada pidiendo por favor mientras vos te ibas sin mirar atrás.






¿La de servicio? Al fondo, a la derecha.



28 de octubre de 2010


"Y ya que no te encuentro en ningún lado y no está más tu aroma en el viento, no me queda más que recordarte a través de cigarrillos, aniquilantes cigarrillos."

27 de octubre de 2010


"Una representación inconciliable
para la
pobre masa de representaciones
de mi resignado Yo"


Aaaaah, ¿Era eso lo que me querían explicar?
¿Que se terminó?
Ahora entiendo...
¿Me lo puedo saltear este capítulo?

19 de octubre de 2010

Planeemos un suicidio en masa, se pone de vez en cuando irnos todos a la mierda un rato y después... ¿volver?. Nah.

16 de octubre de 2010

Capitales, siete.

- Padre, he pecado.
- Cuéntame, Hija.
- Me invade un odio descomunal, lo siento hirviendo en mis entrañas. No me está haciendo bien, Padre. Creo que ha llegado el punto en el que verdaderamente estoy luchando, casi inhumanamente, conmigo misma para evadir algo que es tan mío como mi propio aliento.
- ¿Qué es lo que odias?
- La competencia, no puedo dejar de pensar en todas ellas.
- ¿Quiénes son ellas?
- ¿Quiénes van a ser? Mis hermanas, ellas. Lidia, con sus hermosos ojos, cautivantes, profundos, llenos de vida, como si pudiera dar a luz a través de ellos a alguien como vuestro señor. Cándida... Dios me libre, es a la que más me duele odiar. Cándida tiene el pelo más hermoso que pude apreciar en lo poco que he vivido, Padre. Usted la ve entrar a la iglesia, todos los domingos, con ese manto de cóbre cayéndole sobre los hombros, como si le estuvieran vertiendo una cascada de esmeraldas sobre la cabeza. Y yo con esto, como si mi madre nunca me hubiera querido concebir, como si hubiera sido un error mismo de la naturaleza.
- Hija, tú sabes que la envidia no te conduce a ningún lado. Detestar a tus hermanas por aquellas virtudes que tu consideras no tener no te hará mejor persona.
- Lo sé Padre, por eso he venido aquí a decirle a usted cómo es que me siento. Es que usted no entiende lo que es vivir en una familia así, mi hogar es casi el mismísimo infier...
- No, no lo nombres, empezar a nombrar las profundidades del mal te llevarán por un camino peor que éste, niña. Tienes que tener cuidado con tu habla.
- Perdón, nunca fue mi intención traer al templo sagrado tal díscolas influencias. Por último, Padre, y con esto creo remover casi la totalidad de mi envidia, tengo que confesarle el anteúltimo de mis peores pecados. Conocerá usted muy bien a Leonor y a su prometido, Antón.
- Sí, Hija.
- Usted va a saber algo que solamente mis sábanas saben al ser invadidas por mis sueños de madrugada. A veces tiemblo, cuando la criada las quita, tiemblo de miedo, mire usted si Luci... digo, ya sabe quién se entrama entre ellas y comienza a develar mis secretos en fonemas escritos con sangre sobre las paredes del zaguán. Estoy enamorada, Padre, estoy enamorada de Antón, y no debo.
- Hija, esto que estás diciendo es muy grave, no puedo siquiera creer cómo te atreves a pensarlo.
- Lo sé. Es una tortura, día a día, pensar que la besa, la abraza y devora, como si fuera un dulce, esos de pastelería de elite. La devora, noche tras noche en su pequeña posada, Padre, y yo, yo estoy del otro lado del mundo, en una habitación fría, con las otras. Somos las otras. Usted no entiende, no ha probado los labios de una mujer, usted ha hecho sus votos y ha prometido ser hombre de un solo cuerpo, de un sólo cáliz. Padre, muero por ser ella y mientras tanto peco con mis pensamientos. ¡Ojalá pudiera hacerlos acciones!
- Hija, ¿qué estás diciendo?
- Disculpe, Padre, pero ¿ve lo difícil que es para mí redimirme a semejante castigo? La tentación me asesina, me carcome por dentro y de noche, de noche me hundo en lágrimas, o mejor dicho, me hundía. Padre, he pecado, no le he contado la verdad.
- Has venido aquí para liberarte de tus pecados, tienes que ser sincera contigo misma.
- Padre yo le dije que estaba siendo invadida por un odio descomunal, casi increíble para mis órganos. Estaba licuándose demasiado en mis venas, siendo parte de cada centímetro de mi cuerpo. Gritaba adentro mío, sin cesar un segundo, todo el día. Fue ayer que en las cuatro paredes escamosas de mi baño sucumbí ante él. Comencé a gritar, como si estuviera poseída, odio la competencia, Padre, y no lo puedo evitar. Salí de esa habitación con los ojos como los de Lidia, solamente que más negros, como un pantano, invadidos de sangre. Sostuve una cuchilla vieja de mi padre todo el tiempo, oxidada, no merecían más. Gritaron las tres, de una vez por todas gritaron mi nombre, y yo que creía que no lo sabían. Y ahí, cuando Lidia no tenía más ojos, Cándida había perdido su cuero cabelludo y yo sostenía el anillo de Leonor que lleva grabado "Antón" en su interior, pude decirles que las amaba.

10 de octubre de 2010

Feliz día del amigo

Mirá como se te escurre la noche en un papel vacío, dónde antes depositabas más letras que lágrimas pero hoy, hoy no te quedan grafemas para poder expresar nada de todo lo que ya dijiste. Se va todo, como si nunca hubiera existido, desaparecen como si fueran nadie, entraste en mi vida y hoy te vas como si fueras nadie, si tu espacio era al lado mío y hacíamos así un aura de armonía. Cuánto extraño saber que me querías, pensé que ibas a estar toda la vida atrás mío ayudándome. No puedo digerir la decepción. Ya no debes ni leerme, ya ni siquiera debo estar en tu memoria. Es fantástica la vida desde este balcón, mejor era cuando el viento y tu voz se hacían uno. Si en algún momento hubiera sabido que iba a existir un último "te amo" proveniente de tu boca hubiera estado más atenta y no hubiera dejado pasar por innecesarios tantos "yo también". Y mirá ahora todo lo que no somos. El hilo que solía ser mi vida ahora tiene un nudo, fuerte y duro ahí en el medio, que se hizo en el momento en el que decidiste apartarte. Tantas veces intenté recuperarte que perdí la cuenta. Es como si hicieras conmigo lo que ella hizo con vos, pero yo nunca te haría lo que hicieron conmigo, dos veces.

11 de septiembre de 2010

Terapia de hereje

Es el llanto sobrio de las vírgenes del Sur lo que te cae en la cara limpiándote esa ceja cortada que sucumbió frente al razguño insoslayable del imbatible centauro. Y se te cayó la venda en el camino que hacía a tu desinfección como el sol hace a los prados en la esperanzada primavera. Pero no sufriste el corte como pensabas porque no lo pensaste tanto, solamente dejaste que el agua que caía como estalactitas terminantes te hicieran oler la sangre acaramelada. Y ahora que tu cara está limpia y tu pelo te cubre como un manto húmedo de gasa los sentís, ardiendo y latiendo tal cual como hace tu corazón más abajo, que se escurre igual que tu ceja, cayéndose de a poco y perdiendo todo el elixir, tú elixir, que se escurre del cáliz mágico que sostenías en el nicho de tu pecho. Llega hasta tus zapatos, casi tiñiéndolos de negro, y pareciera que tus pies lo saborean porque no se mueven en ninguna dirección, se quedan detenidos en el espacio, sin tiempo. Cada vez perdés más de eso que te llenaba por dentro, era tibio y de consistencia acuosa. Ahora ya no es, se dispersó con el agua de las vírgenes del Sur. Enflaqueces, te das cuenta que sentís ya su llanto directamente sobre tu cráneo, como si no tuvieras piel ni pelo y tus ojos salen para afuera, están por caerse porque no te quedan pómulos que los sostengan. Tu elixir sigue cayendo como encausado en una canal que va directo al río, te estás debilitando, te está doliendo. Te arrodillas sintiendo tus meñizcos romperse por el desplazamiento de tu rótula. Ya es indisimulable la mueca del interminable dolor que estás sintiendo. Basta, pedís basta, por favor señoras vírgenes, se lo suplico, basta. Buscás amortiguar tu caída al sentir que viene lo peor, cuando sentís tu pecho inclinarse en un ángulo cada vez más cercano al piso. Se viene la ceguera interminable. Cualquier cosa, señoras vírgenes, pero no la ceguera interminable. Eso no podría soportarlo. Pero el agua cae cada vez más fuerte, lloran a cántaros, sin descanso, angustiadas sin consuelo alguno, y te cae como la mano de un gigante sobre la espalda. Para cuando buscaste tus manos sólo viste hueso, cartílago y articulación. Se chuparon tu sangre como garrapatas, se comieron tu carne como furiosas hienas, pero no pudieron quitarte los huesos. Viene la inevitable caída, el ángulo es sumamente cerrado, es muy cercano al lodo, sentís la tierra mojada en tus fosas invadiendo lo poco que te quedó de tu cerebro devorado por las hormigas. Aclamás la ceguera interminable para dejar de ver tu declive, pero ellas siguen llorando como brujas atestadas por el demonio. El penetrante olor a salitre te sofoca haciendo cada vez más angosto el curso de tu respirar, se te llenaron los pulmones de humo, ahora emanás humo por la boca. Como si esas fueran tus últimas palabras de socorro, como si esa fuere tu último exclamar. El desgarro de tus músculos es casi tan profundo como el de tu propio corazón y por esas grietas se infiltran una a una las arañas para devorarte lo poco de tu resto. Ya casi terminan, ya casi terminan, aguantá sólo un poco más. Tu conciencia no huye y sos capaz de apreciar cómo cada retoño de tu cuerpo pasó a ser esclavo del demonio. Son ya así las últimas fuerzas con las que vas a intenar percibir la luz de la luna entre el espeso follaje. Tus falanges se húnden en la tierra que aloja el agua de las despechadas amantes de cajón y es ese barro el que reemplaza tu carne carcomida. Caés de espalda luego de haber rodado como un perro muerto, sufrís el canto del loco que está atado a uno de los últimos árboles del triste bosque sádico. La ves ahí arriba, escondida atrás de dos nubes, se refugia para no verte sufrir, te abandona porque no se arriesga a verte llorar. Cerrás los ojos, preferís la soledad a su amarga indiferencia. Pero ya no tenés párpados que te cubran los reflejos del atontado lago. Tu cuerpo es un vivenciar absoluto de los peores estímulos del tiempo. No te queda nada, las arañas se llevan tu carne, las hormigas tu cerebro, el llanto erosiona lo duro de tus pocos huesos. Nadie se lleva tus ojos, por favor que alguien me haga perder esto. Por favor se los pido, no aguanto más el dolor del morboso tiempo. Sacáme los ojos lluvia, sacámelos. Estás ahí porque te estoy mirando directo a tus pupilas, directo a los ojos, te miro de frente y te siento como ácido en la cornea de mi órgano. Vas a ver hasta lo último, lo más cruel, vas a ver lo que es no ver. Vas a sentir tan cerca tuyo el poder de la tortura que vas a dejar de sentir en un santiamén. Estás roído por el tiempo porque no hay tiempo que cure. El tiempo es lo único que hace es matar y te va quitando uno por uno los huesos. Sos la nada misma por confiarle tu futuro al tiempo. Mirá ahora como estás, mientras el tiempo sigue haciéndote esto. Dame esos ojos, ahora ya no te queda alma y hasta que tu corazón de el último latir agonizarás en un mar de preguntas que te demostrarán lo insulso que fuiste al darle tiempo al tiempo.

A.D

1 de septiembre de 2010

Pura vida

Demasiado famoso es el sentimiento de felicidad, todo el mundo se muere por conocerlo, por encontrárselo por la calle, mirarlo a los ojos para decirle "al fin, te encontré". El sentimiento de felicidad es uno solo y nosotros somos muchos miles de millones. Es entendible entonces que llegue de vez en cuando en la vida, solamente en momentos especiales, cuando en realidad vale la pena, cuando todo el resto no cuenta, cuando vos te mirás al espejo y la cara de la felicidad es tu reflejo, cuando en realidad lo llevás encarnado como si fueras él mismo hasta que la fiesta se termine. Y en todo momento hermoso en el que vale la pena ser feliz no importa el tiempo ni el espacio, sino que simplemente vale la pena apreciar que tenés el momento y el espacio, que respirás el mismo aire, que mirás el mismo cielo, que sentís el mismo sentimiento. Que te asomás por una cornisa sin miedo y te animás a saltar un charco sin dudar. Caen piedras del cielo que estás dispuesto a esquivar, solamente porque sabés que vale la pena arriesgarse por lo maravilloso que está del otro lado. Y caminás siempre el mismo suelo y te tropezás siempre con la misma piedra, miles de veces, porque es tu suelo y tu piedra y nadie te las va a quitar. No sería yo sin mi piedra. Y ya tenés los dedos de los pies llenos de ampollas, casi sin respuesta, pero seguís por que no te queda otra y por que el esfuerzo vale algo, vale por que te hace sentir vivo. Y mirás para arriba, una vez más como buscando una respuesta del cielo que nunca cae hasta que soñando una noche te golpean el cuello y te hunden los cesos hasta que en el fondo la respuesta sale de tu propio cerebelo. Y qué maravilloso, otra vez sopa, la respuesta estuvo siempre a tu lado, sin par ni vuelta, siempre ahí escondida en el fondo, abajo de toda la tierra que siempre barriste para no sentirte sucia pero sabiendo que tenés muchos baños por delante. Pero qué lindo es apreciar ese cielo en dónde nada es gris y todo es nuevo. Porque más allá de que parezca celeste y blanco, como si fuera un solo lienzo, te ofrece a observar que hay mucho en lo simple, que es eso lo razo, que verdaderamente no estás observando. Y ahí te cae todo, como una catarata de llanto, te llena la panza de plomo, te sacá del pecho el peso, te hace digerir lo cierto, hace ver al ciego. Dejás de mirar y aprendés a observar que no hay vida sin esfuerzo y no hay esfuerzo que no valga. Porque el camino es siempre recto y no hay manera de perderte, caminarás ochenta años promedio, siempre recto, porque no hay manera de perderte, y llorarás de desamparo ante el miedo de ver siempre el mismo horizonte que no podés alcanzar, pero seguís recto por que no hay manera de perderte, hasta que un día, en lo más oscuro de la noche, lo ves ahí, esperando tu vuelo, por que en realidad lo que buscás está arriba, no en el suelo.

A.D

17 de agosto de 2010

Y si sabías, ¿para qué?. Siempre es lo mismo y el tiempo solo pasa para algunos. Y mi días son sumamente insoportables, casi inservibles, no los aguanto más. Quiero irme, quiero volar lejos de eso que me ata a vos. Porque creía poder verte desde otro lado, podía creer pensarte como ese nadie, pero no. Seguís siendo el todo, dios mío, y cómo me molesta. Y se te disolvió tan fácil y yo lo tengo impregnado como si fuera tierra, como si fuera cemento. Pegado a la piel, todo el tiempo, como si no te puediera sacar más, y le tengo que dar paso a la erosión, puro tiempo, PUTO tiempo. Y el amor es muy puto y yo no lo aguanto más. ¿Pero de qué me sirve? Si en definitiva no vas a terminar siendo nadie pero yo quiero que seas todo. Y me quiero escapar de mí, quiero dejar este cuerpo que porta todo lo que te lleva, te lleva adentro, te acarrea como un baúl, siempre adentro y no te deja salir, no te espanta más. ¿Y porqué mierda no puedo espantarte más si nunca fuiste tanto? No quiero más, no quiero jugar más.

12 de agosto de 2010

Last night, she said: "Oh, baby, I feel so down. Oh it turns me off, When I feel left out"
So I walked out: "Oh, baby, don't care no more I know this for sure, I'm walkin' out that door"
Well, I've been in town for just about fifteen minutes now, and Baby, I feel so down
And I don't know why I keep walkin' for miles
See, people they don't understand
No, girlfriends, they can't understand
Your Grandsons, they won't understand
On top of this, I ain't ever gonna understand...
Last night, she said:"Oh, baby, don't feel so down. Oh, it turns me off, when I feel left out"
So I, I turn 'round: "Oh, baby, gonna be alright It was a great big lie 'Cause I left that night, yeah
Oh, people they don't understand
No, girlfriends, they won't understand
Your grandsons, they won't understand
And me, I ain't ever gonna understand...
Last night, she said: "Oh, baby, I feel so down. See, it turns me off, When I feel left out"
So I, I turn 'round: "Oh, little girl, I don't care no more. I know this for sure,I'm walking out that door"

3 de agosto de 2010

Piropo de subte.

¿Qué esperas capturar a través de ese par de tijeras? No hay nada que puedas hacer, guardate las ganas de fumigar tu vida con ese aroma a galleta recién hecha. Se esfumó la manera de encontrarse tu alma con la mía, más de un millón de veces encontré granos de arena que si hubiera guardado, hoy en día, podría haber hecho un cofre sólo para guardar el aire de madrugada. Pero no hay ni siquiera eso, por que ya no amanece, no se muestra, no me deja ver. Y te preguntarás que hago allá a lo lejos observando todo, igualmente, si ya no me interesa, pues, en realidad... Siempre odie los finales abiertos. Yo encuentro lo nuevo cuando entiendo el final de lo anterior, cuando se cae el telón y la obra se termina, cuando salís de atrás de la hojarasca no siendo nadie más que un fugaz soldado de vida. Y ya en ese momento, me mirás y yo te puedo desviar la mirada, sin ningún tipo de problema. Ya no tengo ojos para vos. Complicado, pero es pura realidad que la vida te cambia los anteojos de vez en cuando y te cuelga collares de rosas para cambiarte el aroma amargo del dolor. Y cuando estás así, adornado, como si fuera una manía de lo inconsciente, parece que estuvieras tan vuelto a la salida que hasta te olvidas lo aprendido. Quedan suficientes paredes todavía para que te pegues la cabeza, si es lo que estás buscando. Y mientras tanto, la vida sigue, llena de ultrajantes pedazos de sábanas rotas que esperan que las unas y les des tu mayor dedicación. No hay ganas señor, no hay ganas.

A.D

2 de agosto de 2010

"ME CANSÉ de tu impunidad intoncable, de todos tus falsos augurios, de tu manera de acomodar la caída del estante a tu favor mientras tararebas la 5ta de Beethoven. En esta jugamos los dos y te toca llevarte parte del crédito de la destrucción moral, psíquica y sentimental."
A.D

19 de julio de 2010

Cianuro

Es raro, tengo muchas cosas para decirte y a la vez nada, pero te escribo, como único escape, sabiendo que quizá nunca contestes, solamente para sentir que en algún momento de tu vida te vas a tomar cinco minutos para leerlo.
No te das una idea lo extraño que es lo que siento, es completamente ambiguo, podría decir que tengo el corazón dividido en dos. Por un lado, te tengo adentro, metido como si fueras mi propia vida, amándote más que a mi misma, sabiendo que daría una y mil veces mi respiración por vos. Deseándote desde lo más profundo, sintiendo sin parar, necesitando verte, buscándote en cada molécula de aire, intentando volver a encontrarte.
La otra mitad te odia, te odia profundamente, por haberte ido así, sin decir nada... solamente mirando perdidamente a la nada y refugiándote en el silencio. Te odia por haber pensado que eras diferente, que eras alguien verdaderamente, te odia por haberme hecho creer que YO era alguien en tu vida, esta absolutamente decepcionada de lo que fue todo, por que se aferró a algo que creyó puro y verdadero, sincero y desde el alma, casi imperdible y eterno. Pero te odia por haber perdido ese brillo en los ojos al mirarme, por meterme en el montón y dejar de valorarme, por haberme descartado absolutamente, haciéndome chiquitita y sin sentido. Te odia por que soñó una y mil veces con disfrutar al lado tuyo años de felicidad, porque te creyó lo suficientemente valiente y razonable como para luchar por amor. Pensó que en esos ojos se iba a poder refugiar sin medida alguna, alejándose de todo lo que le podría llegar a hacer mal y sabiendo que ibas a dar todo contal de que se sintiese un poco mejor. Soñé mucho con cada uno de tus te quiero, con cada te amo y con cada abrazo, pensando que siempre te iba a escuchar decirlo de la misma manera que me lo decías mirándome a los ojos. Y te fuiste. Y ya cuando me pongo a pensar en vos... me quedo callada. No me nace hablar, no me nace llorar, no me nace reír ni hacer nada. Me quedo acostada en la cama pensando que una caricia tuya me podría cambiar el mundo. Y te odio por dejarme atrás, por negarme lo lindo que compartías conmigo, te detesto por haberte ido así, tan así. Y te llevaste un pedazo de mí, por ahora, hasta que te hayas ido del todo y no seas más que un extraño y raro recuerdo. Pero me robaste la sonrisa. Te la llevaste. Quién hubiera dicho que ibas a ser tan importante. Es así, cuando me imagines no pienses en llantos desconsolados ni en broncas incontenibles, me dejaste en un vacío puro, intocable, increíble, donde predomina el silencio y la falta de palabras. Me dejaste sin palabras, entre ellas se fueron mis ganas. Quién te culpa, si en realidad no hiciste nada más que romper un corazón, todo el mundo lo hace, todos son impunes. Solamente que yo esperé que me hicieras feliz con lo poco que siempre me faltó, con la atención. Esperé solamente que me vieras de entre el montón, que me sacaras del resto, que me destacaras por quién soy. Que en vez de reprocharme por ser tan simple, me admiraras por lo clásico. Pero no fui para vos, aparentemente, no soy para vos. Y como hace un año atrás te estaba escribiendo para decirte que te estabas convirtiendo en alguien importantísimo para mí, hoy te estoy dejando ir, a dónde, no sé. Solamente te estoy dejando ser libre para que ocupes tu vida con lo que quieras y no tengas que desperdiciar tu tiempo en alguien en vano. Ojalá algún día, cuando pase el tiempo, te des cuenta de lo mucho que te dí, de todo lo que arriesgué por hacerte feliz y de las mil y una cosas que hubiera hecho con tal de hacerte sonreír. Porque hace un año atrás tenía miedo de quererte y hoy tengo miedo de no poder dejar de hacerlo. Ojalá que no quieras volverte absolutamente nadie en mi vida, ojalá.

A.D

12 de julio de 2010

Cable a tierra



Vos, ellos y nosotras por Radio VOX 102.9

Primer programa 11/7/2010

Conducción: Marina Fernández, Guadalupe Berdullas y Agustina D'Amato.

Casi un año

Bien, ya no sé en qué parte de mí estás. No te interpreto ni te leo en la piel. No dejaste huella profunda, no te me calaste en los huesos, no te me licuaste en la sangre, no te tengo hoy como pensé que te iba a necesitar tener. Y es raro, porque te miro y te veo ordinario, te veo del montón, mediocre, insulso, uno más. Ayer eras el magnate, el increíble, captador de todo lo hermoso de este mundo, irreal, imposible para mí. Pero te achicaste, te volviste insignificante para mi mundo, te caíste en un pozo eterno donde te enterraste con tus propias palabras. Porque cada palabra es indispensable, cada parte de tu discurso es tomado en cuenta, cada parte de tu habla es evaluada. Y cambiaste el diccionario, ya no expresas las palabras que te hacía decir ese corazón altanero. Ahora es pura calamidad. Ahora es una escala de grises, sin valores algunos. Hoy me expresas lo mismo que hace un año solamente que habiendo cambiado el destino de tu pulsión. Fracaso, tu corazón fue y sufrió un fracaso de lo que creía de mí y el mío, el mío sufrió la desilusión de lo que pensó esperar del tuyo. Fabricamos un mundo de expectativas esperando que saldaran una vieja herida cuando en realidad nunca entendimos que no hay pincelada de amor que cure el vano esfuerzo por la intocable recompensa que pensábamos merecer.

A.D

7 de julio de 2010

Marionette

Furtivo es el encuentro con tu almohada que cuando abrís no te da más que plumas blancas rociadas con ese líquido rojo que en la noche despide un olor ácido y cuando se seca se torna casi negro. Sabes que en realidad tu camino hecho de grajeas solamente manchó el de ella con pintitas color violeta, que al principio en el blanco de su piso, en lo esponjoso del sendero no parecía ser antiestético ni desubicado, pero hoy, visto desde el minimalismo completo de su sentir son sumamente despreciados, con miedo de haber arruinado tal luminoso portal. Canjeaste ese simple pimpollo de plata que guardábas en tu cajón por cuatro o cinco monedas de cartón que en un descuido de lluvia se te deshicieron en el bolsillo, mientras buscabas las llaves de tu casa. Es casi imposible entender la manera en la que está formado ese lujurioso estadío de los más grandes, de esos que ya te miran desde ese piso sellado al vacío, dónde nadie entra más que aquellos que están lo suficientemente cicatrizados como para poder soportar mil heridas más sin que se les cortajee la piel. Y mirate vos, tan tranquilo que vas por la vida, con ese andar desamparado y roído por el tiempo, te mirás en en una desafiante vidriera pensado que podrías ser una marioneta de lujo, que podrías desencadenar con tan solo un suspiro la primavera con el crepúsculo más tiritante pero, sin embargo, no te animás a ponerte los hilos y dejarte ir en esa balsa de arroz. Te cambiaste los zapatos hace rato y sucumbiste al camino de los desdichados que tienen el sabor amargo de la cansadora locura, de esa que los acecha particularmente a ellos solos y que no sale, no se esfuma en arte ni se condensa. Te vas con uno de tus discípulos en cada hombro rociando de manía a la loca de la calle, separando las mostacillas del último collar que construiste como telaraña y guardando el hilo para atarlo a tu índice y animarte a ser marioneta.

A.D