30 de junio de 2010

Quiró

Firmando un pacto con el diablo que tengo en los ojos me dejo ir en una marea espesa y colorada que corre como río pero que ahuyenta como mar, cuando en realidad espero que al sonido de un hermoso y memorioso tema me roces la piel, me laves el cuello y me quites las espinas de los dedos. Esas que ya no soporto más, que no se alejan y que no me dejan de molestar. Te espero todavía en cada suspiro y en cada momento más allá de que te hayas perdido en la marea colorada del principio. Soñando un sueño para chicos en donde todos tomamos helado en una tierra de colores y no hay más deseo que el de correr sobre el pasto verde que se extiende como serpentina de aserrín. Busco quedarme sin pasado y sin futuro y caerme en una montaña de hojas secas dónde se sienta fuerte el olor a tierra y el sabor a miel. Busco la certeza de una gran frutilla que marcada por una o varias semillas traicioneras, sin embargo, continúa fuerte y madura esperando tocar tus labios en rendición. Se espera que sea de una vez por todas como la perfecta y armónica melodía de un saxofonista que esparció notas sobre un andén de subte sin saber hasta dónde iban a llegar. Son como las cartas de un descarado poeta que en un intento de hacer feliz a más de una desolada doncella envió una y mil con diferentes príncipes azules adentro. Son las risas de esa primavera inolvidable en la que cada molécula de pólen se llevó una parte de tu voz. Son tus ojos trasladados al techo de mi cuarto en cada madrugada. Son los hilos de las sábanas reales de donde se esfumó por desamparo la presencia de tu aroma. Es la lapicera con que escribo que porta cien verdades en un cartucho de tinta líquida.

28 de junio de 2010

La pala de la basura me cae mal


Hora. Siempre pendientes de la hora, de lo que tenemos que hacer, de a dónde tenemos que ir, de que llego tarde, de que no tengo tiempo, de que necesitamos tiempo, de que todo es cuestión de tiempo. Tiempo. Date tiempo, entonces datelo… Es una vida en donde los días se van como minutos y las horas como simples segundos ¿y vos pedís tiempo? Por favor, lo único que me faltaba, ¿tiempo para qué? ¿Para darte cuenta de todo eso que no te vas a dar cuenta nunca? Simplemente obligas a tu cabeza a darse cuenta y sin embargo cuando la aclaraste, cuando la sentaste y le pusiste todo lo que tenías ganas de ponerle la miras y pensás… no es, en el fondo no es. Entonces ¿para qué? Me cae mal tu manera de ser. Me cae mal la manera en la que tenemos que ser. Quiero ser libre, de la manera más fácil y vivir libre, de mis pensamientos, de mi vida, de mi ser. Quiero que no exista el tiempo y que todo se de cómo se tenga que dar, por que en definitiva, muchas manos en un plato hacen… hacen lo que haces vos conmigo, hacen lío. Hagamos lío entonces, si nunca llegamos a una conclusión de las verdaderas, nunca llegamos a una conclusión de película, por que, querida, enterate, no estás en una película y las películas son justamente películas. ¿A qué Noah esperás? Conformate, linda, con un simple peregrino. Pero entonces, qué pido yo si no soy más que una paisana, igual que ella. Solamente que ella no vivió con reloj y yo sí. Entonces sacate ese reloj de porquería, mirate la muñeca desnuda y sonreíle al viento que siempre te acompaña. Salgamos del traje de Blancanieves, sacáte a la sucia de la Cenicienta, matala a la cornuda de la Bella, no son vos. Vos sos vos, eso que ves en el espejo, tal cual así estás y vivís llevando en el fondo el anhelo de ser princesa. ¿Y si en vez de ser princesa buscar ser feliz como hizo Alicia? Entrando en el país de las maravillas y persiguiendo al conejo blanco, cruzándote con un sombrero loco y encontrando a la Reina Blanca. Y que todo dependa de vos, que las flores brillen gracias a vos, que el sol salga por que te levantaste y que la vida te busque en cada momento para seguir siendo. Que vos y la vida sean una sola, y que no te lleve una simple corriente como puede ser ese espejo roto. Mirate otra vez en cada pedazo y te vas a dar cuenta que sos rubia, tenés el vestido celeste con los zapatitos negros, la cinta en la cabeza, todo un conjunto preparado para que abras la puerta y salgas al país de las maravillas a tomar té y que te sonría una media luna con ojos de gato.

A.D

The Killers - Read My Mind

25 de junio de 2010

Hablemos de sensaciones lindas

Entre toda la cantidad de estímulos que nos rodean cotidianamente, algunos más seguido que otros, encontramos una serie de ellos que se están caracterizados universalmente por generar ese placer tan incomparable, que te llena de paz y te dibuja una sonrisa. Este va a ser un relato abierto a opiniones, dado a que cada estímulo repercute de diferente manera sobre los organismos, aunque si hablamos de sensaciones placenteras, para mí, la gran mayoría nos engloba como masa, cosa que pocos elementos de este mundo pueden hacer. Dado a que recién me tome un café con leche y lo acompañé con una "Tita" la golosina, a mi gusto, más rica de toda mi infancia me dedico, solo por hoy, a hacer un racconto de todas aquellas cosas que a mí me hacen sentir bien. Recordemos, Agustina, un poco a ver qué cosas son para vos lo más lindo del mundo.
Para empezar y debo decir, acompañada por este frío de invierno, que una de las sensaciones más lindas que vivo todas las noches es la de meterme en la cama que al principio está fría pero después se torna calentita y acogedora, sentir el peso de las cuatro frazadas con las que duermo, taparme hasta el cuello, acomodarme de costado y no dejar que entre ninguna ráfaga de nada que sea frío.
Sensació
n número dos: estar caminando en verano, con ese calor avasallante que no te deja pensar y llegar a tu casa, tu refugio de los rayos ultravioletas que te estaban asesinando las neuronas, abrir la heladera, agarrar el vaso más grande que tenés, ponerle hielos y servirte tu gaseosa preferida, tomar el sorbo más grande que permita tu sistema digestivo y decir "Aaaah".
Sensación número tres: Tenés la cabeza llena de pensamientos INSOPORTABLES, no te aguantas más, caminaste por toda tu casa pensando qué carajo hacer para distraerte. Prendés el equipo de música, que siempre te espera paciente, pones el cd, pent-drive, cassette, con tu música dotada con el poder de transportarte, apagas todas las luces, primer tema, volumen máximo, y a gritar hasta quedarte sin garganta.
Sensación número cuatro: La ducha, meterte a bañar y dejar que te caiga el agua caliente en la nuca es una de las mejores sensaciones que sentí en mi vida. O cuando tenés mucho calor y abrís el agua y dejas que te corra entre los dedos, bien fría.
Sensación número cinco: Sos chico, estás en un lugar con mucha gente y de golpe la mano de tu mamá que tenías al lado desapareció. Empezás a mirar para todos lados pero no recibís nada más que extraños, extraños que cada vez se juntan más y te acortan más la vista. Ninguno tiene la cara de tu mamá hasta que en un momento, cuando estás empezando a caminar entre la gente escuchas "Agustina... Agustina!" y la ves, la ves ahí que te está esperando, que se dio vuelta para buscarte y corrés antes de que se la lleve el viento de vuelta. Encontrar a mamá es lo más lindo.
Sensación número seis: Estas con tu mejor amigo que te dice vamos a andar, empezás a caminar y miras alrededor todo diferente, como si la vida tuviera otro color, porque te dan la oportunidad de reflexionar un rato y de saber que por ese ratito, nada del otro lado de la calle te va a molestar, nada del otro lado del mundo te puede perturbar, estás al lado de tu mejor amigo que te está diciendo "vamos a caminar", sin rumbo, sin destino, solamente a deambular. Te sentís libre y nada más.
Sensación número siete: El viento en la cara, no hay nada más lindo que el viento en la cara.
Sensación número ocho: Buscar la felicidad en cosas triviales y sentir por un rato la vida más amena. Comerte un chocolate cuando hace frío, comprarte un par de zapatos que hacía tanto tiempo querías, salir a correr para descargar tus frustraciones, encontrarte tirado en el comedor de la casa mirando el techo blanco que se extiende como un lienzo para que lo pintes con vida, comerte una buena hamburguesa cuando estás a dieta, invitar a todos tus amigos a tu casa para ver que en realidad sin ellos no serías nada, cantar en la ducha, más alla de que desafines o inventes la letra, escribir en el colectivo, con la letra horrible y bancándote que el del al lado te lo lea por curioso, hacer pis cuando te venís aguantando hace como una hora y tomarte un té caliente cuando estás congelado. Irte de vacaciones y mirar el amanecer en la playa, correrte y tirarte con tus amigos en la arena, jugar como en las películas y de noche ponerte ebrio y disfrutar la locura de tu vida. Salir a la calle cuando la cuidad está entre despierta y dormida y sentir el fresco característico de esa hora que te hace llevar un saquito liviano y te pega en la cara el solcito y la brisa de las nueve de la mañana.
Sensación número nueve: Andar por la vida como si nada, como te levantaste, con los pelos revueltos, la mitad del pijama, sin corpiño y con las zapatillas más cómodas de todas, un buen buzo y las llaves de tu casa, nada más.
Sensación número diez: estar deseando que algo que estas esperando hace mucho, mucho, mucho, mucho, demasiado tiempo pase, hasta que pasa y NO lo podés creer pero ya es tuyo. Te regala la mejor felicidad.
Sensación número once: Pisar hojas secas en otoño y andar oliendo flores en primavera.
Sensación número doce: Poder darle un abrazo a tu mejor amiga cuando está mal o que ella venga a darte un abrazo cuando vos no podés más para sentir que el mundo tiene otro color y tenés en frente otro salvavidas.
Sensación número trece: Llegar a casa y que la comida este hecha.
Sensación número catorce: Mirar las estrellas y escuchar el ruido del mar de noche.
Sensación número quince: Estar orgulloso de tus amigos, tu familia, de algo que hiciste, de algo que te rodee, estar orgulloso de vos mismo.
Sensación número dieciseis: Leer en absoluto sielencio a la luz de un velador y nada más.
Sensación número diecisiete: Estar enamorado y pasar todas las etapas que eso implica, darle el primer beso a la persona que querés que sabes que no te vas a olvidar nunca. Acostarte en su pecho y que se acueste en el tuyo y apreciar nada más y nada menos que eso mismo, dormir la siesta y levantarte antes que él para verlo dormir. Pelearte, reconciliarte y volverte a pelar. Reírte, llorarle y que te haga reír. Encontrarte de casualidad, encontrarte a propósito, ir corriendo a abrazarlo o que te abracen sin esperarlo. Querer pasar el tiempo, no importa cuánto ni como, al lado suyo.
Sensación número dieciocho: Ser feliz.

A.D

23 de junio de 2010

Espejo de caramelos


La cantidad de conjugaciones en la vida que podemos hacer con cada sentimientos son incontables. Cada díada de color diferente se puede fusionar con otra paralela, adyacente u opuesta generando complementos. Cada complemento es fulgor, es complejo y sabroso, lleno de matices, entre ellos el rojo. Como las sumas de diferentes términos o las multiplicaciones sin alteración por orden de factor. Cada hoja de otoño muestra un alma perdida que cae al piso y se va, se va a otro lado, vuela, juega, llega al pasto, sigue un poco más, toca el agua, la pisa un niño, la salva un anciano o la agarrás vos. Soñás con salvar hojas de otoño que cayeron sin saber porqué, como atraídas por fuerzas de cariño, como cumpliendo leyes físicas o simplemente independizándose del montón. ¿Y vos qué sos? Sal de mar, áspera y sucia, con gusto amargo, como un carbón quemado, pero sos algo, sos eso, amargo y quemado. ¿Y yo qué soy? Princesa, soy princesa de mil palacios escondidos, caídos en guerra y amparados por los dioses de camino sin rumbo y de callejones sin salida. Sos hostil, sos hostil con esta princesa por no tener arañas en su comedor pero no te diste cuenta que los tigres del jardín valen más que las arañas. Valen más que cualquier cubierto de plata, somos princesas de palacios fantasmas. Pero tenemos el corazón y eso es lo que cuidan los hermosos tigres. No se entrega tan fácil y no lo hundimos por cualquiera. Bienvenido a la luna.

A.D

20 de junio de 2010

El mito de Narciso

Liriope, sacudida por las aguas de Céfiro, dio a luz a un niño al que llamó Narciso. Preocupada, consultó a Tiresias – un vidente, un oráculo – sobre el porvenir de su hijo. Este, le presagió muchos años de vida “en cuanto Narciso no se conociera a sí mismo”. Para Liriope, tal vaticinio le pareció absurdo y sin sentido, pero, sin embargo, el destino de su hijo iría acconfirmarlo. Narciso que era de una belleza extraordinaria no dejaba a nadie sin reacción: muchos muchachos y muchachas se enamoraron por su encanto pero él, intocable, no sucumbió a ninguno.
Eco era una ninfa que había sido condenada por Juno a que su voz no repitiría nada más que palabras y sonidos oídos. Eco se enamoró perdidamente de Narciso pero éste la trató, arrogante, con desdén. Después de tal rechazo, Eco se excluyó ella mismo, avergonzada, en los antros solitarios. Ella y muchas otras ninfas habían sido decepcionadas por el hermoso hombre y un día, una de ellas lanzó el ruego siguiente: “Que quiera él (Narciso) también igualmente y que tampoco pueda obtener el objeto de su amor!” La diosa de la venganza, Nemesis, hizo real su ruego. Narciso, cansado después de la caza, quiso tranquilizar su sed en una fuente de agua. De repente, le sedujo su reflejo en el agua sin darse cuenta que era él mismo, quedo sumamente embelesado por su belleza. Volvió a esa fuente muchas veces para contemplarse y solicitar el amor de este rostro inalcanzable. Decepción tras decepción, acabó por aceptar que tal cara no era otra sino la suya. Un día en que ya no podía soportar más el dolor de este amor vano, perdió su vigor y su belleza y se dejo morir, la mirada sumergida en el agua. Su cuerpo desapareció y en el su lugar había una flor amarilla de color azafrán cuyo corazón estaba rodeado de hojas blancas: un Narciso.

19 de junio de 2010

Yast insein



"Gotta gotta be down because I want it all,
it started out with a kiss, how did it end up like this?
It was only a kiss, it was only a kiss"

"Oh well I don't mind, if you don't mind
'Cause I don't shine if you don't shine
Before you go, can you read my mind?"

"Slippin’ in my faith until I fall, you never returned that call
Woman, open the door, don't let it sting,
I wanna breathe that fire again"

"Pay my respects to grace and virtue,
send my condolences to good,
hear my regards to soul and romance;
They always did the best they could"

"I can't do everything but I'd do anything for you,
can't do anything except be in love with you,
and all I do is miss you and
the way we used to be"

"Wave goodbye, wish me well
You've gotta let me go"




"Juliet, I'd do the stars with you any time".


17 de junio de 2010

16 de junio de 2010

Pre-parcial

Cambiamos todos, sin quererlo y sin darnos cuenta, esa es la cuestión, no nos damos cuenta de cómo cambian las cosas. Se modifican y dejan de ser tan "así" como eran. Entramos en el juego de la entropía y descubrimos que en realidad el universo para estar ordenando tiene que estar desordenado. Se busca el orden de un sistema que no es reversible. Podes dejar caer un vaso al piso y este se hará trizas, es decir, aumentará la entropía, pero sin embargo, no vas a poder formar un vaso tirando trozos de vidrio al aire, la entropía nunca disminuye. O al menos no para esta cabeza. Todo sistema físico aislado se modifica de acuerdo con una transformación irreversible cuando aumenta la entropía. Cuando evoluciona hacia el equilibrio se va desorganizando. Debemos haber tenido una relación completamente entrópica, entonces, porque nunca tuvimos vuelta atrás. Son los años que hacen que las cosas se fusionen o se separen, y el mundo, tan llevadero y dominado como lo creemos tener, en realidad nos da puras lecciones de vida porque nos pone a prueba con porciones de vida. Para algunos son inacabables, para otros nunca suceden, pero están para que entiendas que nunca vas a estar estable, nunca vas a estar formado, porque un simple caballito de madera te hace Jaque y la alta torre Jaque mate. Son puras y rabiosas las cosas, a la vez ambiguas e ilusorias, ausentes de piel, pero vos las buscás para tenerlas y después les pones tu mejor vestido para disfrazarlas un rato, porque es feo meter lo que te gusta en el cajón del desamparo. Desamparo puro, tal cual se siente así mi corazón ahora, fuera de camino y sin rumbo, esperando algún equino. Te odio por haberte fugado como una simple estrella. Te apagaste de mi cielo y te hundiste, lejos, lejos.
Hoy en día cuando veo, siempre arriba, hacia el cielo, me imagino el destello de tu llegada como siempre 1:30/1:45 de la madrugada.

A.D

14 de junio de 2010

Ayer tan lejos de hoy

Te das cuenta que cuando te privas de amar en realidad no conseguís otra cosa que eso y nada más. Hay excesivas cosas en esta vida que nos hacen sentir bien, al igual que demasiadas que nos hacen sentir mal. Pero de aquellas que nos hacen sentir incompletos yo creo que conozco una sola. Simplemente te quita un pedazo saber que no te corresponden. Es feo, es doloroso y te ata. Te ata porque en realidad vos te atas. Nadie más que vos, te condenas a sentir en falta. Liquidando todos tus sentidos, asesinando todos tus pensamientos, quitándote todas las esperanzas. Amar en falta es una de las peores condenas que sufren todos los seres humanos. Cuando amas tanto, en ese nivel en el que no necesitas nada más que vivir para eso, para levantarte todas las mañanas sabiendo que sigue ahí, que está solamente para que vos seas feliz. Que se mantiene firme, disfrutando de tu amor, y que vos te mantenés firme, disfrutando que amas. Es el sentimiento más maravilloso, por no decir que es el más lindo del mundo. Caes en un simple tobogán interminable, en el que te invaden doscientas mil mariposas que te elevan en un mar de colores, sabiendo que te sumergiste sin salvavidas porque no tenés miedo a ahogarte. Anhelas ahogarte, anhelas morirte ahogado por eso. Te vuela la cabeza, cada uno de los protagonistas de tus pensamientos no son más quienes eran, son nada más y nada menos que esa persona, esa única persona que te está haciendo sentir ese único sentimiento. De eso se trata, de encontrar a esa persona que te es única, su pelo, su piel, sus ojos, sobre todo sus ojos, su corazón te es único. Huís de todo lo que te aparta, porque simplemente no hay nada más lindo. Puro, real, intenso, obsesivo, total. Le pedís que te viva, vivime. Vivime sin parar, no dejes de hacerlo nunca, porque eso es lo único que me hace vivir. Crece como un pimpollo, despacito, sin entender mucho lo que le espera, se abre, de a poco, intentando no deslumbrar demasiado, y cuando se termina de abrir es la flor más hermosa, es increíble, y ahí ya no le da vergüenza deslumbrar, ya no le interesa lo que opinen de ella, ya logro ser la más buscada y le queda disfrutar sus días en los que tiene los pétalos a flor de piel, y que se sienten como piel, suaves, dulces y delicados. Y llega el momento en el que los pétalos se caen uno a uno, de a poco, despacio, sin razón. Se van cayendo, se van despedazando, y no vuelven, no se levantan. Y la flor ya empieza a perder fuerza, se empieza a doblar su tallo, se ennegrece, se deshidrata. Pende de un pétalo, pende de un movimiento, y es la más frágil, ahora somos lo más débil. Y todo en ese momento fue inamovible, parecía irreal, pero lo era, lo fue. Todo en ese momento fue todo. ¿Y hoy? ¿Porqué me doles tanto?

A.D.

Fantasía de un ciego

Cambiame la vida en un afán de música, haceme feliz en un intento de soñar, provocame el llanto con una simple palabra y buscame sin rumbo en un empedrado de Madrid. Caen cada día sin respiro los minutos en los que se va mi paño, ese paño que me cubre como la sábana de un chico que se tapa sin reparo. Cae todo el tiempo como una triste fantasía la forma en la que re, la y mi forman una ausente melodía. Quizá en algún rincón del cielo te acuerdes de mí, como aquella persona que en la vida de los muertos se infiltró sin encontrar la salida. Y sí, soy yo, la simple belleza de mañana, que se tira en un cordón a esperar que se ilumine tu ventana. Pero no sale nada, como nunca salió nada, por que siempre la nada fue todo, salimos de la nada y buscamos ese todo. Es el motor del aparato, como una simple escalada, donde desde arriba se ve todo inevitablemente pero de abajo casi nada. Por más que intentes y te mueras queriendo encontrar, nunca vas a saber que en realidad no hay sombra atrás del árbol, sino luz debajo de la piel. Quítate la piel de muñeca, por que no hay nada más lindo que verte desnuda, como si fueras un ángel llena de ternura. Te amo en cada sonrisa y te odio en cada silencio, tu amor es mi enfermedad y yo tu expectante suero. Y quién está allá a lejos, dónde todo es color verde, dónde el pasto se alborota con dos niños que juegan en espejo. Llévame contigo alma mía, no me dejes en el nido, quítame la tierra de los dedos y has de mi tu monaguillo. Corazón tan brusco y desencontrado que adentro estás lleno de laberinto sin centro, déjame volar desde este suelo, quita los guardias de tu puerta y hazme tuya en otro intento. Llena de mochilas estás, como un barquito pesquero, vives pescando zapatos viejos, con catraminas y vocetos. Vocetos de vida, como nunca quisiste, de esos que te sacan de quicio, que te molestan por premeditados, de esos que te llevan a un final desorientado. Vos, querida linda, te embarcaste en ese lago, dónde del otro lado de la orilla no hay camino, y ahora no llego a vos, no te encuentro del otro lado, ni siquiera estás adentro del lago. No estás en ningún lado. Y odio las despedidas, odio que no haya magia al contado, que sólo venga en cuotas y desapercibida, como si no supieran que sabes que todo es raro. Y claro, todo de golpe se vuelve rayado, todo está gris y colorido, pero es esa locura de la fea en la que el gris te entristece y cuando no querés llegar está el que te empuja y te devuelve. Salí de mi vista, no te quiero en frente, tengo miedo que te vuelvas como el resto de la gente. Si te haces muy chiquitito vas a ver que todo es más fácil, percibir la vida desde otro ángulo te vuelve incomparable. Callate y no digas nada, se siente a leguas el sonido de tu viola, prefiero quedarme con tu paz de cuerdas que con tu voz abrumadora. Gracias por la vida, a aquél ser supremo, que con un simple toquecito hizo y deshizo el infinito. Barca de madera con agujeros como comida por las polillas, todo esto es luna llena, tu cara es grande y azulada. Me persigue infinitamente y sin miedo, como si no se diera cuenta que hace rato que en realidad la veo y no huyo de ella. Es así mi coraza de hielo, dura y fría por un rato hasta que se derrite, se cae y se mezcla con la sangre de mi pelo. Todo, tu sed es todo, busco darte el oasis que buscas para que te hundas en mi pecho. Caete conmigo, no tengas miedo, yo soy así y no tengo vueltas, soy de carne y poco hueso.

A.D

No te mandes, esperá.

Los dos siempre compartimos el mismo miedo, desde el principio. Porque ya con el corazón entero no queríamos irnos los dos, por un capricho, otra vez al vacío. Compartimos el mismo miedo pero la misma intriga y quisimos arriesgar. Fruto de la naturaleza humana, entender qué hay un poco más allá de donde alcanzan mis dedos. Lo loco y paradójico es que de los dos tu corazón siempre fue el arriesgado, el caído en guerra con ganas de levantarse. Siempre fue el tuyo el comandante de todos los momentos en los que, cuando teníamos miedo, espantabas lo obscuro y calmabas con el fluir todas las dudas. ¿Y dónde se quedó ese corazón?. Tan resacado, arraigado a los sueños y formado a los golpes. Los dos siempre temimos la ausencia, la pura soledad. Siempre pisamos con ganas de correr, pero cuando corrimos ya no pudimos volver a pisar. Esa vez que corrimos dejamos de sentir miedo y fue ahí donde fusilamos al loco, que parado desde el paredón te dijo: "Tirame tranquilo, no te temo para nada". Se cayó redondo, sin soñar más.
Fue el miedo único fundador de lo nuestro, el único amor verdadero. Miedo a vos, miedo a mí, miedo al supremo e intocable jefe, miedo al que dirán, miedo a las diferencias, miedo al miedo, miedo a sufrir, miedo a vivir. Lo aniquilamos todo, sin reparo ni fulgor, lo dejamos secarse al sol, traspasamos todos los límites, callamos todas las voces y dijimos todas las verdades. Dijimos todas las verdades.
Y así después no tuviste más miedo, ya no tuviste más miedo, ya no tuviste la sensación de unión porque no te asustaste más de vos, ya no te dio miedo esa soledad que para mí siempre fue lo más tétrico. Todo en vos se volvió valentía y yo, yo te vi volverte valiente y cruzarte de vereda sin poder saltar el charco. Mi charco fue, es y siempre va a ser más grande. Y yo estaba del otro lado, no te alcancé nunca la mano, no te toqué más los dedos y ya no te distinguí más los ojos. Con lo mucho que me gustaban tus ojos. Compartíamos el mismo miedo al tren pero vos lograste cruzar la vía antes de que yo logre tomar tu mano.

A.D