15 de noviembre de 2013




Extrañar nuestro mundo sabiendo que nunca va a volver, sabiendo que huíste en una nube densa de historias sin final que se desvanecían en el aire como lo nuestro. Sabiendo que el mar arremolinado y caótico de tu penar te arrastró hasta el último segundo, cristalizando tu mirada en un ser ajeno a nosotros. Nosotros te vimos irte. El alma de la persona que yo conocía y yo te observamos irte, como si la vida no fuese ya de por sí demasiado dolorosa. Me di vuelta a "mirarte", a mirar al alma de esa persona que alguna vez conocí, que me devolvió la misma tristeza sin brillo, hasta con aire de perdón, por no poder quedarse. Me soltó la mano y se fue cabizbaja con tu cuerpo lleno de orgullo y ausente de sentido que no se animó a ser mucho más que dos. 

Telepáticamente me comunico con tu alma y lloramos en silencio por tu triste empeño en destruir la magnificencia de un amor a mi ojos imposible de ser más grande. 

1 comentario:

  1. Dearísima Sally, hace mucho no la veía por mis lares. Es usted una tocaya en tantas maneras...!

    El desgarre ajeno me pone triste, pero a veces también me alegra, por entenderlo.
    Si yo lo entiendo y lo conozco, es porque lo vivo. Y si otro lo vive, significa que alguien también me puede entender a mi. Qué cosas, che...

    ResponderEliminar