3 de enero de 2011

Pandora.

Abro ventana, cierro ventana, abro ventana, cierro ventana, abro ventana, cierro ventana... supongo que hablar no es lo mejor pero nadie me puede sacar la libertad de leerte todas las noches, desde el principio hasta el final, demostrándote que no sos el único que aprendió a leer a una persona.


Agustinita tiene en la cabeza una serie de voces que no dejan de discutir, no es esquizofrénica, no, sólo las aloja porque es buena. Ésta sería una conversación trivial.

Voz número 1: Qué molesta que estoy, qué ganas de gritar. Qué ganas de gritar, qué ganas de gritar, qué ganas de gritar.
Voz número 2: Hacelo.
Voz número 1: No tengo ganas.
Voz número 2: Pero...
Voz número 1: Sí, ya sé, recién dije que tenía ganas, es mi disposición histérica, punto.
Voz número 2: Es que no es de gritar de lo que tenés ganas, es de salir corriendo. Si no fuera porque terminarías en un destino sin sentido, lo harías.
Voz número 1: Y pero, ¿ Qué gracia tiene que el destino tenga un sentido?
Voz número 2: Que tendría la solución al problema que te estás planteando, si te animaras a dejar de hablar conmigo y te sentaras a poner sobre la mesa todo lo que tenés que solucionar hace ya 20 años, llegarías al núcleo de todo esto y por lo tanto todo sería más fácil.
Voz número 1: Vos lo decís como si fuera tan simple, YO soy la que se tiene que poner a pensar todos los problemas que tiene, no vos.
Voz número 2: Sí, pero porque vos gobernas el acceso a la motilidad, no yo.
Voz número 1: Bueno, tengo ganas de estar sola. Fuera.
Voz número 2: Miedosa.
Voz número 1: Sh.
Voz número 2: Seguí así, vas a terminar enredada como una madeja de lana, solamente que nadie te va a querer desenredar.
Voz número 1: ¿No tenés sueño?
Voz número 2: Yo te aviso, nada más.
Voz número 1: Bueno, gracias.
Voz número 2: Adiós, que duermas bien.
Voz número 1: Yo no duermo, sólo pienso. Siempre pienso, me la paso pensando. Creo que eso es lo que me trae más problemas, vivir pensando. Vivo de planes, vivo de estrategias, no lo dejo ser. NUNCA LO DEJÉ SER, no me lo pidan ahora. Es tan complicado hacer que salga todo bien, aunque en realidad es mi obsesión por el control lo que hace que todo se haga tan terrible. Odio pensar, odio la falta de soluciones, odio tener que solucionar todo, odio esta exasperante cualidad que tengo que no me deja vivir en paz si para todo no encuentro un porqué, una salida exacta y perfecta. Me molesta, me pone de mal humor, me saca de quicio, me disminuye la paciencia, me deja en silencio. Logra dejarme sin palabras. Estoy buscando un mapa, si a alguien le sobra alguno para regalarme le paso la dirección de casa.
Voz número 2: Agustina, nunca va a llegar un mapa a tu materia gris.
Voz número 1: Pensé que dormías... Entonces, sigo sosteniendo que la mejor solución a todo esto es escapar. Egoísta.

2 comentarios:

  1. Si te digo que yo también pienso y hablo conmigo en mi mente no me creerías, o no le darías importancia. Es como tener problemas para estudiar y que alguien te diga "A mi también me cuesta che...". La respuesta predefinida es "Ah bueno (y que carajo me importa que a vos también te cueste)".
    En fin, no creo que la solución sea buscar cambiar, ni buscar soluciones, sino tratar de aceptar como son las cosas y vivir con ellas.

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  2. cómo aceptar tu histeria mental? tu mente histérica no va a aceptarlo.

    al menos eso me sucede.

    este post fue casi como leerme, salvando un par de nimiedades. no hay cosa más molesta, que la paradoja de uno mismo.

    normalmente soy mi propia contradicción. soy la excepción que rompe mi regla. y eso NO TIENE SENTIDO. debería? quizá no. pero no se puede dejar de querer tener control por el sólo hecho de que todo sea relativo.

    bueno, normalmente ni me gasto en intentar plantearlo en letras o palabras, puesto que es mucho más difícil que pensarlo. en la cabeza es todo tan vago y abierto... que termina siendo más exacto que las palabras. paaaraaadoooojaaaa.



    ahora me cebaste!

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