24 de noviembre de 2010

P-E-O-R

Hay estímulos que me sacan tanto de quicio últimamente... como que la ducha gotee y mis brazos no tengan la fuerza suficiente para terminar de cerrarla y por tanto me tenga que dormir escuchando como miles y miles de moléculas de H2O se pierden y desperdician por una canilla con el cuerito roto. Si hay algo trivial creo que es lo de la ducha, pero igual pasa con mi cabeza. Gotean uno a uno, uno a uno se tiran del trampolín como si estuvieran en un verano eterno y la pileta nunca se secara, pensamientos que no decantan nunca, pensamientos que invaden el mundo, pensamientos que me hacen una corona de espinas. Dios mío, me pesa más la cabeza que cualquier otro pedazo de vida. Es tiempo perdido, pensar que le pongo tanta energía para solucionarlos y sin embargo sigue siendo tiempo perdido. Sé que voy a terminar pasando mis noches de verano tirada en la cama escuchando música y mirando tan fijo el techo que quizás dejo grabada mi vista para que me haga compañía.

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