22 de noviembre de 2010

¿Quién aprecia lo perdido? La tristeza de verme sola en un cuarto sin nadie a quién querer, sabiendo que todo lo que tengo para dar se escurrió hace tiempo sin ser culpa mía, es una de las cosas que de solo pensarlo me hacen llorar.


Van a pasar miles, millones, quizás miles de millones, pero hay algunos que se funden, se tornan parte de uno. Dejarlos ir es arrancar parte de ese músculo liso que late por inercia. Es un latido menos...
¿Cuántos latidos tenemos hasta alcanzar la muerte?

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