18 de marzo de 2011

LOQUIIIITA

Quiero atentar contra el mundo, una noche más sin poder pegar un ojo. Elizabeth, traé la gotita. Me estoy volviendo loca señor, deje de joder. No es difícil desarmar bombas, siempre sostuve la teoría de que si tirás de todos los cables al mismo tiempo, está el que la hace detonar y también el que la desactiva, por tanto, si salen al mismo tiempo se neutralizan los polos. Siempre quise ser esos hombres que llevan un chaleco lleno de explosivos y atentan contra un landmark, o el Señor Skinner con su chaleco de salchichas sin mostaza. Por favor, el aire de madrugada me hace acordar a los días de abril que salgo a las siete de la mañana de casa a tomar el bondi y me pega la brisa fresca en la cara, me da frío en las orejas y es por eso que no evito el sol que pega justo en el poste del 98. Elizabeth hace frío, entrá que bailamos unos lentos. Hoy vi dos gatitos, uno era como vos y me hizo acordar a cuando eras chica, qué haría sin vos Eliza. Y ahora que me habla, Señor Freud le digo que fue una de las cosas más lindas que me pasó en la vida conocerlo y poder disfrutar de su abstracto escribir, y me sorprende que sus conceptos e ideas siempre terminen cerrando exactamente como todos queremos, que siempre tenga la respuesta a toda pregunta de aquellos que creen superarlo por haberse levantado avispados. Y también disfruto del pequeño dolor en el pulmón que me da cuando hace frío. Tengo ganas de globos que se llamen Pingüino Mario. Bueno, no hay sueño, vamos que se hacen las 9 de la noche y vamos a ver a Nube París. Cositas lindas que andan tocando y soñando con ser rockstars, son dulcecitos. Y qué haría sin mi Flor Pé que me acompaña siempre. Tengo que vaciar un poco el armario y regalar ropa, me la paso vestida siempre igual y sigo comprando ropa que sigue sin entrar en el armario. Tengo que escuchar más música, tengo que aprender a disfrutar de la música en momentos de nada. Le tengo que dar más bola a Nazareno, desde que me enteré que está científicamente comprobado que las plantas crecen mejor cuando uno les habla, pienso todos los días que debería hablarle, aunque sea del clima. Antes le hablaba, nos sentábamos los dos en el balcón y charlábamos de noche, mirando las estrellas. Eso cambió porque llegó Elizabeth con su manía de mamar y jugar al rembling. Si la computadora me dice una vez más que le queda el 10% de la batería se pudre, dejá de decirme que me la pasé toda la noche mirando pelotudeces, TE ESTOY DICIENDO QUE NO PUEDO DORMIR. Cara de puta. Y es insaciable el tema de la escritura, no encuentro en realidad un vicio más sano que éste. Quiero ser gato, quiero se gato y trepar bien alto, arriba de la heladera y ver cómo cada uno de los integrantes de una misma familia no sabe nada de la vida del otro. Quiero ir de Alejo y jugar a las piñas. Quiero que Mari esté siempre como estuvo hoy, así de ese buen humor que no te deja pensar en cosas malas. Quiero irme un rato´de viaje y tener la escena de película típica en la que todos cantamos y tenemos voces espectaculares y Flor no desafina cuando canta dos días en la vida. Teeeeeeengo ganas de bailar la macarena con dosmil personas atrás sin que nadie se equivoque, como la vez que hicimos un tren con todo GOA. Estaría buenísimo que no sean las siete menos veinte de la mañana, sino las 12 de la noche otra vez así tomo cerveza y dejo los dos vodkas de atrás de la heladera tranquilos. Quiero cursar Lacan de una vez por todas e intentar entender su lenguaje incompresible. Me voy a comprar toda la ropa que quiera porque me aburrí de que la gente diga que no tiene plata para gastar en lo que quiere y que eso los haga infelices. ¡¿Qué tiene que ver?! Excusa perfecta. Voy a juntar todos los apuntes que me quedaron colgados y los voy a anillar, lo prometo.

El temita de la falta de sueño,
¿cómo lo venís manejando?


Me fui a leer La insoportable levedad del ser, para que se me hagan las nueve de la mañana y yo siga pensando qué hago despierta, quién soy y si existe alguna manera de volver al útero de mi madre.

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