13 de abril de 2011

Cartas a un escritor I


13 de Abril de un año con muchos números.

Dear You,

Todo salió como todos sabían que las cosas irían a suceder, desde el comienzo, más allá de esperanzas ocultas y de consejos con sonrisas cómplices que ocultaban toda la picardía de los amantes de las buenas historias. No me extrañaría, de hecho, que se sigan cultivando pequeñas ilusiones catalogando al presente como el ojo del huracán y ansiando al futuro como portador del remate en el aeropuerto, la corrida en contra del tiempo, la llegada tarde infiriendo la partida, y el amor, siempre más fuerte aunque miedoso, paralizado at the waiting room de la puerta 17. Clásico pero vivo reflejo de impulsos, de vida, de sentir.
Vos sabés, siempre lo sumpimos, que en nuestro caso la llegada tarde dio comienzo a todo y que fue también lo que pronosticó el final. Podrás decir que llegar tarde es al fin, llegar. Puede ser, no lo discuto, pero para aquel que la espera cuesta y vale, para aquél que es un pesar, llegar tarde es perder.

Creo conocerte bastante, tuve tiempo suficiente, fueron bastantes caminatas acompañando al sol a dormir para saber de vos una lista de gustos y otra de odios (¿o ese eras vos?) aunque sin embargo siempre disfruté más de escucharte contarme historias alojadas en pocos metros cuadrados, esquinas con baldosas rotas y casas con rejas verde pino. Creer conocerte me da gusto, es de las pocas cosas que me sacan una sonrisa.

No sé que paradero tendrás, sigo escribiendo a la dirección de siempre que ojalá sea todavía el suelo que te sostiene.

Volando sobre una golondrina,
Sally.

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