10 de abril de 2011

La historia, la vida, las cosas, los recuerdos, los regalos, las anécdotas, el tacto, los aromas, los sabores, los espacios, el día, la ausencia, todo me da asco, todo me repugna, todo me da bronca, todo me enferma. Odio el espacio que aloja mi insignificante presencia. Odio la nota número cuatro. Confirmo que el silencio me da más miedo que los gritos. Sigo queriendo asesinar a toda esa gente que es feliz. Me tatuaría la nota nº 3: ODIO AL MUNDO en el medio de la frente. Quiero aprender a volar lo antes posible, quiero aprender a volar, quiero aprender a volar, quiero volar, quiero volar, quiero volar.

Quiero mi departamento chiquito en el medio de España, con olor a humedad, una sola ventana, cama, comedor, baño y cocina en un sólo ambiente, mil hojas, mil lapiceras, Elizabeth, gorro de lana, guantes cortados, tristeza en el aire, soledad en el ambiente, melancolía en los ojos, una gran biblioteca y una puerta con tres candados.

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