14 de junio de 2010

Fantasía de un ciego

Cambiame la vida en un afán de música, haceme feliz en un intento de soñar, provocame el llanto con una simple palabra y buscame sin rumbo en un empedrado de Madrid. Caen cada día sin respiro los minutos en los que se va mi paño, ese paño que me cubre como la sábana de un chico que se tapa sin reparo. Cae todo el tiempo como una triste fantasía la forma en la que re, la y mi forman una ausente melodía. Quizá en algún rincón del cielo te acuerdes de mí, como aquella persona que en la vida de los muertos se infiltró sin encontrar la salida. Y sí, soy yo, la simple belleza de mañana, que se tira en un cordón a esperar que se ilumine tu ventana. Pero no sale nada, como nunca salió nada, por que siempre la nada fue todo, salimos de la nada y buscamos ese todo. Es el motor del aparato, como una simple escalada, donde desde arriba se ve todo inevitablemente pero de abajo casi nada. Por más que intentes y te mueras queriendo encontrar, nunca vas a saber que en realidad no hay sombra atrás del árbol, sino luz debajo de la piel. Quítate la piel de muñeca, por que no hay nada más lindo que verte desnuda, como si fueras un ángel llena de ternura. Te amo en cada sonrisa y te odio en cada silencio, tu amor es mi enfermedad y yo tu expectante suero. Y quién está allá a lejos, dónde todo es color verde, dónde el pasto se alborota con dos niños que juegan en espejo. Llévame contigo alma mía, no me dejes en el nido, quítame la tierra de los dedos y has de mi tu monaguillo. Corazón tan brusco y desencontrado que adentro estás lleno de laberinto sin centro, déjame volar desde este suelo, quita los guardias de tu puerta y hazme tuya en otro intento. Llena de mochilas estás, como un barquito pesquero, vives pescando zapatos viejos, con catraminas y vocetos. Vocetos de vida, como nunca quisiste, de esos que te sacan de quicio, que te molestan por premeditados, de esos que te llevan a un final desorientado. Vos, querida linda, te embarcaste en ese lago, dónde del otro lado de la orilla no hay camino, y ahora no llego a vos, no te encuentro del otro lado, ni siquiera estás adentro del lago. No estás en ningún lado. Y odio las despedidas, odio que no haya magia al contado, que sólo venga en cuotas y desapercibida, como si no supieran que sabes que todo es raro. Y claro, todo de golpe se vuelve rayado, todo está gris y colorido, pero es esa locura de la fea en la que el gris te entristece y cuando no querés llegar está el que te empuja y te devuelve. Salí de mi vista, no te quiero en frente, tengo miedo que te vuelvas como el resto de la gente. Si te haces muy chiquitito vas a ver que todo es más fácil, percibir la vida desde otro ángulo te vuelve incomparable. Callate y no digas nada, se siente a leguas el sonido de tu viola, prefiero quedarme con tu paz de cuerdas que con tu voz abrumadora. Gracias por la vida, a aquél ser supremo, que con un simple toquecito hizo y deshizo el infinito. Barca de madera con agujeros como comida por las polillas, todo esto es luna llena, tu cara es grande y azulada. Me persigue infinitamente y sin miedo, como si no se diera cuenta que hace rato que en realidad la veo y no huyo de ella. Es así mi coraza de hielo, dura y fría por un rato hasta que se derrite, se cae y se mezcla con la sangre de mi pelo. Todo, tu sed es todo, busco darte el oasis que buscas para que te hundas en mi pecho. Caete conmigo, no tengas miedo, yo soy así y no tengo vueltas, soy de carne y poco hueso.

A.D

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